Reencarnación
Reencarnación (o metempsicosis) es la doctrina religiosa según la cual después de la muerte las almas transmigran a otros cuerpos más o menos perfectos según los merecimientos alcanzados en otra existencia anterior. A esta acumulación de méritos o deméritos se le llama el karma.
El karma llega a ser el resultado de una justicia inmanente: no es justicia contra otros. Y es justicia casi mecánica: se debe pagar hasta el último céntimo de todo lo que se debe. En este sentido en la reencarnación no hay sitio para la misericordia —tan esencial a la doctrina cristiana— y no tiene sentido rezar por los difuntos.
De acuerdo con esta creencia, cada uno es responsable del mal que padece: la malicia de mis acciones en vidas pasadas gravita sobre mi en esta vida. Para los que creen en la reencarnación, aunque los sufrimientos actuales puedan parecer inmerecidos son la consecuencia justa del karma acumulado de las existencias anteriores.
Corolario: no cabe hablar de injusticia en la india por la discriminación de castas: la existencia de personas de más dignidad o menos es un exigencia de la absoluta justicia del karma: cada uno tiene en esta vida la posición que se ganó en las vidas anteriores.
Vemos como la reencarnación es una intento de dar respuesta a la pregunta de por qué existe el mal.
¿Cuán extendida está esta creencia? Esta doctrina está admitida en las religiones orientales antiguas, y es negada por las grandes religiones más recientes. Casi todas las religiones tienen entre sus elementos esenciales una aspiración a la salvación ultramundana, es decir, buscan alcanzar la salvación más allá de la muerte con la unión del alma con la divinidad. Es decir, después de la muerte pervive el alma.
Desde hace un siglo, con la influencia de las filosofías orientales en la cultura occidental, se ha extendido en occidente la creencia en la reencarnación. Según las encuestas hasta el 20% los occidentales creen en la reencarnación.