El más allá
Es interesante ver el esfuerzo que la sociedad pone para que la gente se prepare para el retiro. Esto es un esfuerzo valioso. Pero es interesante ver que para algo más seguro que el retiro, como es la muerte, no hay tanta orientación para prepararse.
Uno de los rasgos que más caracteriza a las religiones es qué respuesta dan a la pregunta ¿qué pasa con el hombre después de la muerte? Nosotros vamos a ver qué es lo que dice la religión católica y ver en qué se basa para afirmar lo que afirma.
Todo lo que la Iglesia cree que ocurrirá después de la muerte se extrae de esta creencia: la vida es el tiempo que tenemos para merecer, y con la muerte se acaba esta oportunidad. ‘Merecer’ es definir aquí el lugar que ocuparemos en la otra vida, es acumular el dinero con el que vamos a vivir el resto de la eternidad. Es el tiempo de aceptar o rechazar la gracia de Dios. Entre paréntesis, esto hace que los cristianos no vivamos solo pendientes del más allá, sino que también del más acá.
Juicio Particular
Inmediatamente después de la muerte el alma del hombre es juzgada, es pesada, para recibir inmediatamente la retribución por sus obras. Esta realidad se puede expresar también diciendo que con la muerte se queda fijada, petrificada la voluntad del hombre: si estaba con Dios, se queda con Dios. Si estaba fuera de Dios, si no estaba en gracia, se queda fijada en sí mismo y se auto excluye de Dios.
Cielo
Los que mueren en amistad con Dios y no tienen nada que purificar pasan a un estado que se llama “cielo”. Por la misma trancendencia de Dios no se puede describir. Pero sí sabemos que es un estado de dicha perfecta y plenitud. La realización de las aspiraciones más profundas del hombre. Hay distintos niveles de Cielo, según los distintos niveles de santidad desarrollados en esta vida
Purgatorio
Los que mueren en gracia y amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque ya están seguros de su salvación eterna, sufre después de su muerte una purificación. Se basa en las palabras del Señor Mt 12 31) ‘al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le será perdonada ni en esta vida ni en la otra’. Y de Macabeos, donde se manda rezar por los difuntos.
Infierno
Salvo que elijamos libremente amar a Dios, no podemos estar unidos con El. Pero no podemos amar a Dios si pecamos contra El o contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos. “Quien no ama, permanece en la muerte’ (1 Jn 3, 15). Este estado de auto exclusión definitiva de la comunión con Dios es lo que se designa con la palabra infierno. Ha sido contundentemente afirmado por la Iglesia, porque el demonio tiene mucho interés en que no se crea en el para adormecer la responsabilidad de la gente. Dios no destina a nadie al infierno.
Juicio Universal
Cristo volverá al final de los tiempos ya juzgará a todos ¿para qué, si ya están las gentes en el cielo o en el infierno? Para 1) que resuciten los cuerpos, que también tienen parte en el premio 2) que se sepa toda la verdad del sentido último de toda su economía de salvación y los caminos por donde ha conducido a todas las cosas a su fin último 3) para añadir o quitar al premio de cada uno los efectos que hayan tenido nuestras acciones a lo largo de la historia.
Cielos nuevos y Tierra nueva
Después del juicio final empieza la verdadera Historia, el mundo tal y como Dios lo tenía previsto, llevado ya a su plenitud: unos cielos nuevos y una tierra nueva. La fe cristiana nos dice que el cosmos visible también está llamado a ser restaurado. Y de hecho ‘la creación espera ansiosa la revelación de los hijos de Dios’ (Rm 8, 19). Y esta nueva tierra la estamos construyendo ahora, con nuestro trabajo.