Literatura rabínica: Talmud, Misdrá y Misná – Varios Autores – Summary
Literatura rabínica: Talmud, Misdrá y Misná
Literatura rabínica: Talmud, Misdrá y Misná
A. ORIGEN DEL RABINISMO EN ESDRAS
B. EL RABINISMO TRAS LA CAÍDA DE JERUSALÉN
C. ESQUEMA DE LA LITERATURA RABÍNICA
D. MENCIONES A JESÚS EN LA LITERATURA RABÍNICA
(1) Valoración de estas menciones
A. ORIGEN DEL RABINISMO EN ESDRAS
La tradición judía y los estudios históricos lo hacen remontar a Esdras (ss v-iv a.C.).- Esdras era un sacerdote y un escriba, todavía no en el sentido de los escribas de los que habla el Evangelio: era un especie de secretario para asuntos judíos, que vivía en Babilonia y fue enviado a Jerusalén, probablemente por el rey persa Artajerjes II (404-359) hacia el año 398, para implantar la ley de Dios, la voluntad divina revelada a los antepasados.
Esdras reunió a la comunidad, proclamó la Ley que estaba escrita en un libro (probablemente un compendio de la historia contenida en el Pentateuco, que correspondería a la tradición sacerdotal o P) y los escribas que lo acompañaban comenzaron a explicarla al pueblo (Neh 8-9). Ese día nació el judaísmo. Esdras es en verdad el padre del judaísmo, con sus tres ideas esenciales. La raza elegida, el Templo y la Ley.
Esta capacidad de encontrar aplicaciones y explicaciones de la Torah ha dado al judaísmo una dinamicidad de la que carecen otras religiones reveladas. Manteniendo su carácter de tradición mosaica y su vinculación a la tradición del Sinaí, han podido abandonar normas o leyes antiguas, cambiar su signo o su contenido e incorporar normas de actualidad.
Esdras se rodeó de una especie de Gran Asamblea, cuya actividad se prolonga hasta el siglo II antes de la era cristiana. Su cometido era enseñar la observancia de la Torah escrita y las tradiciones paternas, estableciendo nuevas disposiciones e incluso innovaciones en la doctrina, siempre en el espíritu de Moisés y del Sinaí. Así nació la institución de los escribas, cuya misión era el estudio de la Torah y las tradiciones paternas y su aplicación a la vida.
Fariseos. Los fariseos aparecen como grupo desde el siglo II antes de nuestra era. Enseñaban la observancia estricta de las doctrinas de los escribas. Así se creó una relación estrecha entre ambos: la mayoría de los escribas era adicta al grupo de los fariseos.
Halakot, Agadot, Midrash. Con esa alianza inició un proceso de recopilación de todas las normas legales (halakot) y otros tipos de enseñanza (agadot) que venían de las generaciones pasadas. Estas tradiciones paternas se transmitían mediante una exégesis (midrash) del texto bíblico. Cuando el tema eran normas legales se llamaba midrash halakah.
Mishná. Los sabios se encargaban de buscar en la Escritura el sustento bíblico de las normas, lo cual alargaba la exposición y dificultaba la concisión. Además, los saduceos exigían que sólo la Torah fuese la única norma de conducta, sin conceder campo a las tradiciones posteriores. Por ello, las halakot (normas legales) se fueron transmitiendo en forma escueta, sin citar el apoyo bíblico correspondiente. Este fue el origen de la Mishná, que se aplica a las colecciones haláquicas no midrásicas.
B. EL RABINISMO TRAS LA CAÍDA DE JERUSALÉN
Desde el siglo I de nuestra era aparecen personajes encargados de transmitir la ley oral. Tienen ya lo que hoy llamaríamos una estructura organizativa. Se llamaron Tanaítas, voz aramea que significa maestro, enseñante: La Mishná es pues la colección de enseñanzas tradicionales de la Torah transmitidas y aprendidas por repetición.
Los saduceos, con su sistema inflexible de interpretación, fijado para siempre en el código del Pentateuco, estaban destinados a morir. Los Fariseos, con el recurso de la Ley oral, que podía adaptarse a las nuevas condiciones de vida, tomaron la supremacía religiosa. Así es como pudo subsistir la religión del pueblo judío.
De ese modo un grupo de rabinos se convirtieron en representantes de todo el pueblo, en el momento en que la institución sacerdotal y sus sumos sacerdotes perdían todo el poder y la representatividad en una sociedad judía donde ya no existía el templo.
El judaísmo tuvo que reorganizarse de nuevo para adaptarse a las nuevas circunstancias en que no había ni templo ni estado para perseverar como una comunidad religiosa en la que se reagruparan todos los judíos de Israel y de la Diáspora.
Fueron estos rabinos los que emprendieron la ardua tarea de reformular sus tradiciones para adaptarlas a las nuevas circunstancias. En el panorama de antes de la revolución Josefo distingue dos grupos en lo que toca a la aceptación de la Ley oral. Los sacerdotes en buen parte pertenecían a la secta saducea y no admitían más Ley que la escrita. [Antigüedades 13,10.6] Su pérdida de poder y de prestigio elevó a los grupos que siempre habían admitido una Ley oral junto con la escrita, la “tradición de los padres”.
Parece ser que el grupo fariseo ya había intentado imponer estas tradiciones a todo el pueblo durante las épocas pasadas en que gozaron del favor de los gobernantes, en la el interregno de Alejandra Salomé. Tras la caída de Jerusalén había llegado su hora. Ya tenían las manos libres.
Sólo tras el vacío de poder creado a la caída de Jerusalén se constituyó el tribunal rabínico como autoridad suprema de la comunidad Antes de la destrucción del templo, la clase aristocrática de los sacerdotes y los ancianos presidida por el sumo sacerdote, era el supremo organismo para legislar, regir y juzgar al pueblo.
Veamos la lista de los seis órdenes o sedarim de la Misná, especificando en número de tratados que comprende cada seder:
Semillas, Zeraim 11 tratados
Fiestas Moed 12 tratados
Mujeres Nashim 7 tratados
Daños Neziqin 10 tratados
Cosas sagradas Qodashim 11 tratados
Purezas Tohorot 12 tratados
En total son 63 tratados
C.MENCIONES A JESÚS EN LA LITERATURA RABÍNICA
Las posibles referencias a Jesús en estas fuentes no son claras. Algunos de los posibles textos tienen nombres supuestos y no es fácil certificar que aluden a Jesús de Nazaret: Ben Stada (b. Shabbat 104b; t. Shabbat 11,15; b. Sanhedrin 67; t. Sanhedrin 10,11), Balaam (m.Sanhedrin 10,2; m.Abot 5,19; b. Gittin 56b-57a; b. Sanhedrin 106b), un cierto hombre (m.Yebamot 4,13; b.Yoma 66d; t.Yebamot 3,3-4.
•Algunos otros textos mencionan a Jesús por su nombre de Yeshu (b. Sanhedrin 43a; 103a).
•Hoy día casi todos piensan que las referencias a Jesús en clave de pseudónimo no se refieren a él.
•J. Meier mantiene que el texto original de la Misná y los dos Talmudes no contenía ninguna referencia histórica a Jesús.
•Las supuestas referencias, o no se refieren a Jesús de Nazaret, o son interpolaciones tardías.
•J. Klausner acepta muy pocas referencias, y les da muy poco valor histórico.
•R. T. Herford admite muchas referencias a Jesús, aunque su valor histórico sea escaso.
1.- Algún ejemplo de estas referencias
• “Nuestros rabinos han enseñado que Yeshu tuvo cinco discípulos, Matthai, Nakai, Nezer, Buni y Toda” (b. Sanhedrin 43a).
• “La víspera de la Pascua colgaron a Yeshu. Un heraldo fue ante él durante 40 días diciendo: ‘Será apedreado porque ha practicado la magia y ha seducido a Israel para desviarlo del camino. Que todo el que tenga algo a su favor venga y lo defienda. Pero no se encontró nada a su favor y le colgaron en la víspera de la Pascua’” (b. Sanhedrin 43a).
2.- Según Klausner, Jesús aparece así en el Talmud
Klausner sí encuentra referencias a Jesús en el Talmud bajo el nombre de Ben Pandera, al que aludía también Celso, y en una discusión mishnaica sobre quién debe ser tenido como ilegítimo (m.Yebamot 4,13). Con todo, Klausner no da mucho valor histórico a los datos rabínicos:
•Yeshu de Nazaret practicó la hechicería y condujo al error a Israel.
•Se burló de las palabras de los Sabios.
•Explicó las Escrituras como los fariseos.
•Tuvo cinco discípulos.
•Dijo que ni añadía ni quitaba nada de la Ley.
•Fue colgado como falso maestro y embaucador en la víspera de la Pascua que cayó en sábado.
•En su nombre los discípulos curaron a enfermos.
(1) Valoración de estas menciones
1. Los testimonios históricos sobre el siglo I en las fuentes rabínicas no son fiables.
2. Las referencias a Jesús son dudosas, y más bien parecen reacciones secundarias a las fuentes cristianas.
3. La literatura rabínica no es una fuente independiente para el estudio del Jesús histórico.
4. Los primeros rabinos no dieron importancia a Jesús hasta que los cristianos fueron una amenaza.
5. La literatura rabínica no se interesa por la historia.
6. Los textos son claramente polémicos y no objetivos.
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