¿Eres víctima dela Tibieza?

TIBIEZA

DIC 2006

El hombre está diseñado para la perfección. Por eso se resiente y frustra ante sus limitaciones e imperfecciones; por eso nunca está satisfecho con lo que tiene ni con lo que es y siempre aspira a más. Esto es una verdad antropológica. Y los cristianos sabemos, además, que esta perfección consiste nada más y nada menos que en hacernos como dioses, eternos, puros, perfectos. Esta es nuestra vocación “Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto” ; ” El nos ha elegido antes de la constitución del mundo para que seamos santos” (Ephes 1,4); “Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (I Thes IV 3).

Pues, bien, uno de los grandes peligros de esta llamada es la tibieza que consiste es una actitud de indiferencia ante las cosas de Dios, que se manifiesta en una postura humana de mediocridad, de dejaciones, de abandono en las cosas pequeñas. Es una flojera del alma que sobreviene cuando una persona quiere acercarse a Dios con regateos, sin renuncia, sin lucha, sin abnegación. Según Santo Tomás la tibieza es una cierta tristeza por la que el hombre se vuelve tardo en realizar actos espirituales a causa del esfuerzo que comportan.

¿Cómo saber si estamos en Tibieza?

Camino 331: “Eres tibio se haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al señor; si buscas con cálculo o cuquería el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad.; si tus conversaciones son ociosas y vanas; si no aborreces el pecado venial; si obras por por motivos humanos.”

Más síntomas:

1. Confesarse de tarde en tarde

2. No acudir con asiduaidad a la sagrada comunión

3. Dejar las oraciones acostumbradas

4. Sobre todo: no dar importancia al pecado venial

5. Más caprichos, más cosas, más necesidades y menos desprendimiento “quien se alimenta de migajas anda siempre hambreandos”

6. El paladar se embota para cosas del espíritu y sólo gusta de las cosas de la Tierra.

Remedios contra la tibieza

Al tibio, como tiene debilitada la voluntad, no se le hace fácil reconocer su estado.

Remedios: Tomar en serio la santidad “Me dices que sí, que quieres. – Bien, pero quieres como un avaro quiere su oro, como una madre quiere a su hijo, como un ambicioso quiere sus honores o como un probrecito sensual su placer? ¿No? -Entonces no quieres.” Camino 316.

Amar la Cruz de Cristo: la tibieza lleva consigo horror al dolor, a la renuncia; al sacrificio. Hay que fijarse algunas mortificaciones habituales. Luchas contra la hipocresía.

Un plan de vida concreto

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