La finalidad ¿cómo incorporarla a la Ciencia sin ofenderla?

Para Platón, la causa final no era otra cosa que la intención del demiurgo al hacer el mundo. Esto, en el fondo, más que una causa final, es una causa eficiente. Aristóteles reconoce que hay otra finalidad en la Naturaleza: que todo se comporta como buscando un fin: la roca y el fuego van como buscando a sus iguales, en la tierra y en el aire.
Quizás admitir este segundo tipo de finalidad es lo que necesita por ahora la ciencia moderna para lograr liberarse de la prision del mecanicismo, sin tener que afirmar una Inteligencia Superior.