No a los países, sí a las ciudades
Una comunidad, es demasiado grande cuando, al mirar a las personas que lo componen, los ve como ‘iguales’ unos a otros, como si fueran números. Una comunidad no puede perder de vista la unicidad de cada mienbro. Por eso, la sociedad perfecta es la familia y, después, la ciudad. Más arriba de ciudades (lo que hoy llamamos países) no son comunidades sino coalicciones. Su valor es minúsculo.