¿Cómo serán las empresas del futuro? , Ep 19

Mucha gente piensa que lo propio del capitalismo es la existencia de mercados. Los mercados han existido, sin embargo, en todo la historia de la humanidad, con el  mismo funcionamiento -en esencia- que tienen ahora: juntar compradores y vendedores para que negocien con más alternativas.

En este episodio argumentaremos que, al esencia del capitalismo, o de la visión económica moderna, no es el mercado sino la corporación

¿la corporación? … no se vaya porque estamos … buscando respuestas.

Para entender bien lo que llamamos modernidad, y específicamente, el capitalismo, es necesario que entandamos lo que es el “mecanicismo”.

El mecanicismo, es una forma de ver la interrelaciones entre personas, siguiendo un esquema más mecánico que orgánico.

En el esquema mecánico, inspirado en cómo funcionan las máquinas, toda la energía y toda la información, fluyen en una sola dirección, desde arriba hacia abajo. Mientras que el paradigma orgánico es al revés.

Vemos esto con el ejemplo que es clave es este argumento: la corporación moderna. En la corporación moderna, la información (qué hacer, cómo hacer) llega desde arriba, desde los jefes, y la energía, el dinero, también. Desde abajo sube tan solo un cierto feedback de cómo han ido las órdenes, y el status del sistema.

Esta información de feedback es una información de  ‘baja categoría”, pues no tiene el componente “decisión”, que es lo que hace a una información esencialmente humana, a diferencia usar al hombre como transmisor de datos.

En el paradigma orgánico, por el contrario, cada parte sabe lo que tiene que hacer, a base de leer e interpretar un librito con las instrucciones globales, que se llama el ADN o DNA. Cada parte, también, tiene que salir a buscar sus nutrientes, su energía, aunque es cierto, que el organismo, centralmente, se encarga de mantener los sistemas metabólicos para acercar la energía, los nutrientes, lo más posible a las partes.

Podríamos decir entonces, que el paradigma orgánico es más bottom-up, de abajo arriba, y el mecánico es top-down, desde arriba hacia abajo.

Pero, ¿no han sido así siempre las empresas? ¿no siempre han dicho los de arriba lo que había que hacer, y los de abajo obedecían? Bueno para responder a esta pregunta, tenemos que añadir, que, junto con el paradigma mecanicista, la corporación moderna, tiene otra característica, que la hace propiamente, algo característico moderno. Y es la “personalidad jurídica”, engrandecida por la “responsabilidad limitada”. Veamos

A partir de los 1600, se consolidó un privilegio dando a algunos negocios, por el que, los dueños de esos negocios no tenían que responder con todo su dinero, por las pérdidas que ocasionara su compañía, sino tan solo podía perder por el dinero que había puesto en la compañía. Es decir, si la empresa perdía más de lo que el dueño había invertido en ella, pues los acreedores se quedarían sin cobrar, porque tenía una “responsabilidad limitada”, limitada a su inversión. Los acreedores no podían ir contra sus otros bienes. Junto con esto, se diseñaron otras reglas, para que la empresa tomara sus propias decisiones, usando votos de los dueños que eran proporcionales a la cantidad de dinero invertida. Y, en tercer lugar, los dueños podían cambiar, comprando acciones a un anterior dueño, pero la compañía seguía siendo la misma. Tenemos ante nosotros la comparación moderna. Una corporación que tiene su propia personalidad, su propio capital y su propia duración, con independencia de la personalidad, el capital y la duración de sus temporeros dueños.

Así en el año 1600 se funda en Inglaterra la primera compañía moderna, la Compañía de las Indias Orientales, y dos años después se forma  la VOC o Compañía de las Indias Orientales  de Holanda. Ambas se formaron por emisión de acciones, y duraron así, la primera 300 años y la holandesa, 200 años.

Además, en el 1765, 10 años antes de que Adam Smith escribiera su tratado sobre el Origen de la Riqueza de las naciones, donde supuestamente “se inventó” el Capitalismo, Mathew Boulton, un industrial inglés, funda la primera fábrica moderna, donde los hombres se reúnen a trabajar en un mismo lugar, y se organizan como si fueran una máquina, es decir, cada uno haciendo una tarea repetitiva y complementaria del anterior.

Pero, preguntarán algunos, ¿no han sido las empresas siempre así? ¿cómo era antes del 1600?

Ciertamente, existía en la antigüedad y medioevo, una institución mecanicista: el ejército. Los ejércitos siempre se han montado con el paradigma que el la información fluye desde arriba, y que la gente de abajo no la tiene que interpretar, tan solo aplicar. Y este paradigma mecanicista, tiene sentido para el ejército, pues éste siempre se ha concebido por una extensión física del general, como unos brazos gigantes, que atacan donde les diga el jefe sin pararse a analizar si tiene sentido o no. Y tenemos que reconocer que si lo que se quiere es “eficacia” es decir, aumentar el efecto de un cierto esfuerzo humano, entonces, el que solo uno piense y los demás ejecuten ciegamente, es una forma muy probada de lograrlo.

Pero, aparte del ejército, las únicas otras máquinas de hombres que existieron en la antigüedad serían tan solo las empresas de esclavos para explotación de minas de oro y plata en la antigua Roma. No, las pirámides no se hicieron con esclavos, contrario la creencia popular.

Muchos piensan que socialismo es un sistema opuesto al capitalismo. Pero desde este punto de vista que estamos desarrollando en este programa, los dos son sistemas económicos modernos, es decir, mecanicistas. En el socialismo, por su lado, el Estado es que da la información -qué y cuánto hacer- en lugar del capitalista. Pero la despersonalización es la misma.

¿Cómo será la economía cuando este paradigma mecanicista vaya dejando paso a uno más organicista?

No es muy difícil de imaginar, porque ya nos estamos moviendo en esa dirección.

Lo primero que hay que apreciar es la diferencia entre la jerarquía mecánica y la jerarquía orgánica. La jerarquía mecánica es piramidal: se puede decir quién está arriba y quien está abajo. La jerarquía orgánica es circular: todos estamos encima y debajo de los demás en algún sentido: el león no es rey de nada, ni un apex-predator. Sino comida de gusanos cocinándose durante su vida. Y el gusano es un preparador de tierra, para las hierbas que alimentarán a la comida del león.

Las empresas del futuro serán autorganizadas, no convocadas, y todo el mundo que trabaje en ellas será partícipe de sus ganancias, cada uno según el nivel de riesgo que escoja tener. Habrá gente que escoja ingresos más regulares y otros más arriesgados con upside.

El jefe, en un sistema orgánico, es una creación de la gente, no al revés, como piensa el capitalismo. El jefe es un invento del grupo con una sola misión: tomas las decisiones colectivas, las que necesitan consenso, que son básicamente: las de dirección “hacia a dónde nos movemos” y las de arbitraje “¿quién tiene la razón?”. Como pasa con las jerarquías animales en especies sociales, el “pecking order”, el orden para comer o la jerarquía es un mecanismo de reducción de los conflictos a la hora de repartirse la comida y los espacios/ El hombre es la especia que ha querido divinizar a los jefes, no sabemos muy bien con qué fin. Pero un jefe es un procesador de información, no el dueño de los recursos, ni menos aún, de los miembros de, grupo.

Conclusión: No tenemos aquí con esto un cuadro claro de cómo serán las empresas del futuro, pero sabemos que estarán organizadas con principios radicalmente diferentes de lo que son al presente, y la crisis de la visión del trabajo después de la pandemia, nos hace pensar a que los cambios están bien cerca.

En resumen:

  1. El capitalismo no es una economía de mercado, sino una economía de corporaciones.
  2. Cuando a las corporaciones, de origen romano, se les dio responsabilidad limitada y personalidad jurídica y capital por acciones, se creo un gigante social. Este  gigante, como el Leviathan que soñó Thomas Hobbes, un padre del modernismo, que puede dar vida a quienes la sirven y quitarla a quienes no le sirven.  Y esto aplica a los dos sistemas económicos de la modernidad: el capitalismo y el socialismo.
  3. ¿Como será la empresa de la ultra-modernidad, del futuro?. Podemos apostar a que los principios de que configurarán serán más organicisitas: es decir, que las jerarquías serán más circulares, en concreto que todo el que aporte a una empresa será participe de las decisiones que se tomen y por lo tanto de las productos que se generen.