el juguetero que inventó el capitalismo

El juguetero que inventó el Capitalismo

El capitalismo no lo empezó Adam Smith en 1776, con la Riqueza de las Naciones, sino Mathew Boulton, un ‘fabricante de juguetes’ quien, 10 años antes, inventó la primera fábrica con líneas de producción: una forma de trabajar donde los obreros son extensiones de las máquinas. Así son todavía los empleados de las empresas modernas.

No a la propiedad privada

La propiedad privada es simplemente un cierto derecho sobre una cosa. Es superior a otros derechos (por ejemplo, al de uso, de alquiler) pero no es absoluto. Está limitado por la naturaleza de la cosa que poseo y por mi naturaleza (es decir, por la finalidad de la cosa y la mía).
No puedo quemar mi casa simplemente porque es mía: estaría violando los derechos sobre ella tiene el resto del ecosistema.

Muerte al empleado

La forma moderna de organizarse varios hombres para trabajar es la corporación, donde el empleado le vende sus servicios a una compañía que le dice lo que tiene que hacer, formando una máquina de individuos.
La forma de organizarse del futuro será una de tipo “asociativo” -no corporativo- dónde las personas no venden su trabajo sino que se involucran ellas, porque son dueñas de sus decisiones y de las consecuencias de esas decisiones (la pérdida o ganancia).

inmigrants give or take

Do Immigrants give or take? It's the 'economics', stupid.

Modern economics deem wealth as a “thing”, instead of a relation among things, an order (an ecology).

This idea makes us believe that, if we are too many, the wealth is depleted. And this, together with our territorial evolutionary origins, make us suspicious about immigrants.

Therefore, the problem is not a lack of goodwill, but a bad economic understanding

inmigrantes

Los inmigrantes ¿aportan o quitan?

Es característico del pensamiento moderno el  ver la riqueza como una “cosa” en vez de como una relación entre cosas, como un orden.
Esta visión lleva automáticamente a pensar que, si somos muchos, la riqueza se agota. Y lleva, por tanto a creer, que el  inmigrante, está consumiendo lo que es nuestro.
El problema aquí no es falta de caridad, sino falta de entendimiento económico.

empresas maquinas

Cuando las empresas dejen de ser máquinas

Las máquinas son herramientas, es decir, extensiones del poder de un hombre para hacer más. Una máquina se distingue de un organismo en que, en la máquina, la información y la energía van desde la cabeza hacia los miembros. En un organismo, cada célula genera su propia energía, y procesa su información (nadie le dice lo que tiene que hacer).  El cerebro se usa para decirle a todos lo que los demás están haciendo, para coordinar.
Las corporaciones modernas son máquinas: la información y la energía vienen de arriba, de los jefes.
Imaginemos cómo será el mundo cuando las empresas dejen de ser mecánicas y pasen a ser, como es lo natural, orgánicas, es decir, una forna de auto-organizarse individuos para conseguir colectivamente cosas que no pueden individualmente.

No al crecimiento, sí al desarrollo

No al crecimiento, sí al desarrollo

El problema de obesidad, causa importante de muerte en Occidente, nos confirma que, contrario a los animales, no tenemos límite biológico a nuestro deseo de consumir.
Cuando la biología no es suficiente, es el momento de la cultura: tenemos que convencernos (vencernos a nosotros).
Y la cultura de Occidente, en este momento, tiene que gritar: la vida no tiene como fin el consumir, sino el desarrollarse. Y ‘desarrollarse’ solo implica ‘crecimiento’ en los primeros años.

Capitalismo no es mercado sino corporación

Lo que define al capitalismo no es el mercado, que es una institución natural que existía por milenios. El Capitalismo surge con la invención de las corporaciones de responsabilidad limitada: con vida propia independiente de sus dueños.
Esta “persona artificial” que funciona mecánicamente (toda la información viene de un punto) en vez de orgánicamente (cada parte sabe lo que tiene que hacer) es la esencia -y lo peor- del Capitalismo.
No es, por tanto, libertad lo que hay en el centro del sistema, sino mandato.
Vivan los mercados, mueran las corporaciones.

Ser rico no es ser dueño de riqueza

Si una epidemia acabara con toda la población mundial excepto conmigo, me convertiría el el dueño de todos los activos del planeta. Pero no sería rico. La riqueza -material, económica, no la espiritual- consiste en que la gente necesite de lo que yo puedo ofrecer. Y lo que yo puedo ofrecer no depende solo de lo que posea, sino principalmente de lo que yo sea capaz. Un bebé o una anciana encamada pueden producir grandes efectos
Corolarios:
1. Menos gente implica, ceteris paribus, menos riqueza.
2. Para ser rico, no necesito ser dueño, sino ser útil porque, lo que la gente necesita materialmente, no son los bienes en sí, sino ayuda para vivir.

Cantidad o calidad: ¿cómo crecer?

En muchos ámbitos de la vida, el ser humano se plantea el dilema de si debe optar por la cantidad o la calidad.
Es un dilema irresoluble, porque todo crecimiento es dialéctico, es decir, se alcanza buscando cosas incompatibles (amor a mí, versus a los demas; cuidado de lo material versus lo espiritual; cuidar el presente versus el futuro, etc).
La postura adecuada frente a estos dilemas es el zig zag o yin-yang: avanzar un poco en una dirección y (luego) en la otra; buscar la cantidad, hasta que se vea que la proporción de cantidad a calidad se está fuera de armonía.