Para aprender a vivir, no te eduques: vive con los ojos abiertos

Para aprender a vivir, no te eduques: vive con los ojos abiertos

Educar es prepararse para la vida. Por un error comprensible, nos hemos creido que la mejor forma de lograr esto era adquiriendo información. Y que la mejor forma de adquirir información era sentantos en una escuela a escuchar a un maestro.
Todo muy lógico, pero mayormente falso, como están demostrando las tecnologías de informacion. La mejor forma de aprender a vivir es viviendo con los ojos abiertos.
Educarse,  aprender a vivir es algo que se debe hacer durante toda la vida, no sólo para aprender a producir.
En la infancia, uno aprende a vivir imitando a los que viven. En la juventud, imitando a los que triunfan. En la vejez, imitando a los que saben.

No a la libertad. No a la igualdad

No a la libertad. No a la igualdad

La cuestión política a principios del siglo 21 ha quedado reducida a elegir un punto medio entre igualdad (la izquierda) y libertad (la derecha). Hay ya un consenso de que el punto medio que representan los países del norte de Europa, es a lo más que podemos aspirar.
Pero está pobreza de alternativas se debe a que la pregunta está mal formulada.
Esta pregunta “¿Qué punto medio entre igualdad y libertad queremos?”, está presuponiendo que la humanidad es una masa informe de individuos, como bolitas en una jarra, que quieren ver cómo no pisarse unos a otras.
Otras visiones de la humanidad son posibles. Por ejemplo una más holista, donde la humanidad es un ecosistema, de hecho, parte del ecosistema planetario. Si vemos la humanidad así, la igualdad sería una necedad, y la libertad algo secundario.
Entonces, ¿cuáles serían los valores-guía, si no son la igualdad y la libertad? En un ecosistema lo importante es la función, encontrar la vocación de cada uno. Esta vocación es siempre única, nunca igual a la de otro, como único, no igual, es cada ser humano.

El secreto del éxito: cómo crecer

El secreto del éxito: cómo crecer

Hay dos formas de crecer:
1. Poner dentro de mí cosas que estaban afuera: tener más cosas: comer y poseer. Es el crecimiento material.
2. Poner fuera de mí las cosas que llevo dentro: hacer más, mejorar mi entorno. Es el crecimiento espiritual.
Dios se “desarrolla” hacia afuera: por eso crea, sin necesidad.
El hombre tiene que desarrollarse en una dialéctica: primero hacia adentro (teniendo) y luego hacia afuera (haciendo).

Hay que perder la libertad para ganar la libertad

Hay que perder la libertad para ganar la libertad

Existen dos libertades:
La libertad material: la capacidad de elegir, el tener opciones. La puede tener un animal que esté suelto.
La libertad espiritual: el ser el dueño de la propia vida, porque tomamos las decisiones que nos definen, más allá del dictado de los instintos.
El crecimiento en el ser humano se da elegiendo, decidiendo. Pero cada elección que hago (de profesión,  de esposa, etc) me limita, me hace perder opciones. Y si no decido, no crezco.
Para crecer, tengo que perder la libertad de elección, para así ganar libertad espiritual, para ser el dueño de mi vida.

La menopausia es una joya de la evolución

La menopausia es una joya de la evolución

El que una hembra deje de ser fértil a mitad de su vida, es algo insólito en la Naturaleza. El sentido primario de la evolucion es precisamente maximizar la reproducción  (en cantidad o en calidad).
La explicación de este extraño fenómeno nos enseña que el ser humano es un animal tan social que lo que gana su crianza en calidad, por tener abuelas a su alrededor, compensa la pérdida de cantidad, por tener menos años para poder nacer.

Le fallamos a Darwin: la evolución no es para sobrevivir sino para procrear

Le fallamos a Darwin: la evolución no es para sobrevivir sino para procrear

La genética ha ayudado a completar la teoría de la evolución en muchos aspectos a los que Darwin no tuvo acceso. El más fundamental es la definición del “motor” que impulsa a las especies a evolucionar. No es, como pensaba Darwin, el instinto de sobrevivir, sino el instinto de maximizar la aportación de cada individuo al “gene pool” de su población.

Should we interpret the Constitution literary or loosely?

As any text interpretation (for example, book translation, or Bible exegesis) the true meaning of any text is a yin-yang, a dialectic, back and forth, between:     1) what the message meant to the one who sent it, and      2) what it would meant to the one who receive it. Let us not dream of an automatic, formal and impersonal mechanism to interpret laws. Norms are the will of a community and, therefore, are always personal and, thus, problematic.

Should we look for knowledge or certainty

Should we look for knowledge or certainty

Deduction (stepping on previous truths and making an inference) is the only way to be certain of a proposition. But certainty is not the same as knowledge.Induction, on the other hand, is the proposal of a general principle, based on the regularity of a some observations.Deduction (the use of logic) makes me very certain, but adds very little knowledge to me: the deducted truth is already into the previous ones (the premises).Induction let me jump on completely new truths. But, who can guarantee that “swans are white” just because all that I have seen, happen to be white? Induction gives me joy of novelty, but, seldom, the comfort of certainty.The moral of this story is: knowledge, as any human growth operation (like love, or virtue) can on be achieved “dialectically”, zigzaging between opposites. Forget about finding an optimun.

Trial and error: the only valid social science

Trial and error: the only valid social science

Modern science was build around the physics paradigm. This was good for mechanical, linear systems. But to understand societies (to find the truth AND the good in social systems), the approach should be reversed: test what works and try to replicate it. Trial and error.

Si tienes casa, no tienes agallas

Si tienes casa, no tienes agallas

La fijación que hemos desarrollado desde finales del siglo 19 para que cada uno sea dueño de su casa, puede ser una causa de que la gente se haya vuelto tan mansa y conformista. Una persona que carga con un activo tan desproporcionadamente grande como una casa, acaba viviendo, no solo en él, sino para él. Y esto le hace especialmente sordo a cualquier llamado revolucionario.