Como serán las relaciones laborales en el futuro

Como serán las relaciones laborales en el futuro.
por Bobby López

I. NO EXISTE UN PLANO DEL SER Y OTRO DE EL DEBER SER

Con la ruptura medieval, se empezó a creer que en orden de las cosas había dos planos el del “el ser” y el del “el deber ser”. Se creyó (todavía lo creemos) que en la economía existe un orden actual, físico y, a parte, un orden moral o de cómo deben ser las cosas. Según Hume, no existe ninguna forma de pasar del “ser” al “deber ser”.

Como hemos visto en otra parte del curso la ciencia moderna, aunque nació bajo la creencia de que solo tenía que explorar un plano físico, del ser, donde no había cabida para el “deber ser”, para la moral, lo cierto es que en el último siglo la ciencia se está vuelto más holista, y sobre todo está recuperando el “finalismo”: la conciencia de que todo la naturaleza está orientada hacia una finalidad.
Una vez que se admita la finalidad en la naturaleza, se romperá la división entre el plano físico y el moral, entre el ser y el deber ser.

Esta división de planos pierde su sentido si se entiende que el orden moral, no es otra cosa que el orden natural aplicado a criaturas libres. La razón por la que los hombres no podemos mentir (decimos que pecamos si mentimos) es que uso natural del lenguaje es para comunicar la verdad, no la mentira. O sea, que el “debe ser” es lo mismo que el “ser” en los seres libres. Los seres libres (lo hombres) “realizan” (llevan a cabo) su naturaleza automáticamente, sino que tienen que querer: son libres, tienen que querer hacer lo que la “Naturaleza les ordena”, procrearse, ayudarse unos a otros, entender el universo, ayudar a hacer un mundo mejor, alimentarse. No existe un plano moral independiente del natural, uno es una parte del otro.

 

II. CÓMO SERÁN LAS RELACIONES LABORALES CUANDO SE PRODUZCA LA UNIFICACIÓN DE LO MORAL Y LO NATURAL

Una de las áreas de la sociedad que se verá más afectada por esta nueva cosmovisión unitaria o holística será el trabajo de las personas.

La corporación como hombre artificial que compra servicios a los trabajadores.

 La ruptura medieval dio paso, poco después, a la visión mecanicista del mundo (Descartes) y por consiguiente de la sociedad y de la economía. En la visión mecanicista (en la que todavía vivimos), nos imaginamos que las empresas nacen a partir de un tipo, el accionista, que pone un dinero y contrata a una gente para que lleven a cabo su visión contratando, a su vez, a otra gente. Esto da origen a una persona artificial que llamamos “corporación”, que tiene una vida propia, pero que su voluntad es la del accionista.
De esta concepción mecanicista de la corporación, sale una concepción mecanicista de la relación laboral. Nosotros en la actualidad nos creemos que la relación laboral es un tipo de relación comercial: un contrato de intercambio de servicios: yo te pago y tú, si aceptas el pago, haces lo que yo te diga.

La relación laboral no es un contrato mercantil, de venta de servicios.

 Pero, ¿no es así? ¿cómo es en realidad, (como debe ser) una relación laboral?
La relación laboral no es un contrato sinalagmático, de intercambio, donde cada parte trata de obtener el mayor beneficio que la otra parte sea capaz de darle, donde tiene que intervenir el gobierno para nivelar al “playing field”, o unirse los trabajafores en uniones para nivelar las fuerzas. No. Esto es fruto de una vision individualista de la relación laboral.
Es un engaño pensar que la relación laboral es un contrato entre dos partes libres que “obligarase pueden como obligarse quieran y obligadas quedan” (según reza un máxima del derecho de obligaciones).
La verdad es que las partes no se obligan “en el vacío”, con su sola voluntad. Hay un orden pre-existente a la relación laboral: la empresa y el trabajador ya tienen unas posiciones en la sociedad, que ambos tienen que tomar en cuenta y respetar. El trabajador ya tiene unas obligaciones con su familia y su país  No puede obligarse a cualquier cosa. Y tiene una obligación de crear riqueza como la tiene la empresa (cada uno desde su posición). Tienen que ponerse de acuerdo sobre cómo coordinarse para cada uno aportar aquello en lo que son mejores. La empresa típicamente ofrece capital y capacidad de coordinar a muchas partes. El trabajador ofrece típicamente su capacidad de tomar decisiones (generar informacion) mezclada con su capacidad generar energía (moverse y mover).
Pero ambos tienen un objetivo común: hacer un mundo mejor a base de crear riqueza. Y ambos parten de aceptar un orden previo a la actividad productiva: esta trabajadora es mujer, y como mujer hay que tratarla; este es impedido, aquel tiene que ir al servicio militar.

Pero, ¿qué es una relación laboral, si no es una relación contractual?

 La relación laboral no es un contrato sinalagmático, de intercambio, donde cada parte trata de obtener el mayor beneficio que la otra parte sea capaz de darle, donde tiene que intervenir el gobierno para nivelar al “playing field”, o unirse los trabajafores en uniones para nivelar las fuerzas. No. Esto es fruto de una Vision individualista de la relación laboral.
La relación laboral es una relación natural, no contractual, como es natural la relación de familia o la relación de patria o sociedad. No hay un contrato que enumere a qué uno está obligado como padre o como ciudadano. Estas relaciones parten de una aceptación no de una decisión: uno acepta al hijo o al país que le toque. No lo decide.
Y no es un contrato de intercambio donde mi obligación de dar está condicionada por lo que el otro dé. Uno quiere a su patria o a su familia no por lo que nuestro país o nuestra familia sea o haga.

La relación laboral está en esta categoría de relaciones naturales (no mercantiles): los hombres naturalmente se unen para producir. Y la naturaleza humana está diseñada de tal forma que los hombres que se unen parar trabajar (para cazar) eligen a o se agrupan en torno a uno que nombran jefe. Pero el interés en cazar, en producir, es de todos. No es el jefe el que usa su poder para hacer que otros le ayuden a cazar.
 

El futuro: cómo será el mundo del trabajo cuando se produzca la unificación de la visión del mundo.

 
Si, como hemos profetizado, se empieza a propagar esta cosmovisión más unitaria de la realidad, con toda probabilidad cambiarán las relaciones de trabajo en estas direcciones que apuntamos a continuación (Esto, más que unas predicciones sobre el futuro, debemos verlo como un ejercicio de extraer consecuencias lógicas de una idea).
¿Qué debieran ser entonces las relaciones laborales si no son contratos mercantiles de intercambio? Debieran de ser relaciones de Asociación. Cada persona decidirá en qué se siente que tiene ventaja comparativa para aportar más. Se asociará con las personas que quieren aportar en esa misma área. Y recibirá de esa sociedad una compensación que será proporcional a 1) la riqueza que haya creado esa sociedad y 2) la aportación de cada person a esa sociedad.
 

Entonces ¿habría propietarios y asalariados?

En cuanto a propietarios, habrá gente que acumulará mucha más propiedad que el resto, y que serán dueños de muchos factores de producción y su oficio, su especialización, será ser dueño de activos, como ocurre ahora. La diferencia estará en que todo el mundo será co-dueño en cierta medida de la organización en la que trabaja. En este sentido se puede decir que apenas habrá asalariados, en el sentido de alguien cuya compensación solo dependa de lo qué él pone y no de lo que la empresa saca. Casi todo el mundo tendrá su compensación vinculada al rendimiento de su organización, como ocurre en una sociedad. Lo que ocurrirá es que las personas podrán escoger el nivel de riesgo que están dispuestas a asumir y los que escojan poco riesgo, les variará menos su compensación a la baja y a la alta. Pero todos sufrirán cuando sufra la organización.