Deismo – GER – Summary

Noción de Deismo. 21

Génesis del deísmo. 21

Deismo y religión racional. 22

La expansión del deísmo en Inglaterra. 22

Noción de Deismo.

El deismo insiste sólo en la existencia de Dios negando el gobierno divino y de toda providencia, en particular una economía histórica de salvación fundada en la revelación y en la gracia sobrenatural.

Puede hablarse de un deísmo teológico, inmediatamente derivado de la concepción naturalista de la religión; a éste muy pronto se une un deísmo filosófico, repartido en dos corrientes de signo contrario, el racionalismo idealista (francés) y el empirismo científico (inglés), mientras que el alemán pretende la síntesis de la tendencia teológica y del racionalismo científico
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Génesis del deísmo.

Como actitud religiosa y cultural el deísmo alcanza su maduración entre mediados del s. XVII y fines del XVIII, pero en cuanto a los presupuestos ideológicos se presenta como prolongación de la crisis de algunos sectores del humanismo renacentista, desarrollándose de esta forma:

1) Se extiende en el pensamiento del siglo XVI una actitud puede definirse como intimista e individual que sobrevalora los hechos de conciencia sobre el dato objetivo. Insistiendo en la conciencia de sí mismo, el hombre pone de relieve el condicionamiento subjetivo a que está sometida la percepción de la realidad, cediendo la metafísica paso a la sensibilidad estética, a la percepción psicológica y al moralismo.

2) Rotura en la teología: Se produce así una especie de crisis entre dos mundos concebidos ahora como irreductibles o a lo sumo tangenciales:

a. Con Lutero, desde un plano teológico, se acentuó la escisión al negar toda posible conciliación entre lo que el hombre es, naturaleza, y la salvación;

b. Melanchton divide al hombre en interior y exterior, formulando una doble ley de comportamiento: a) el hombre interior y su dinamismo -espiritual de salvación, han de estar pendiente de la palabra de Dios y de su ley; b) mientras en su quehacer libre sobre el mundo y sobre la ciudad terrestre debe atenerse a las leyes espontáneas de la naturaleza y a las normas civiles.

3) El idealismo cartesiano (francés) primero y el empirismo (inglés) después acrecientan la crisis:

a. El racionalismo idealista abre un abismo entre Dios y hombre, conciencia y mundo, materia y espíritu,

b. el positivismo aprovechó esta brecha para eliminar toda categoría y orden ontológico, reduciéndolo todo al plano del puro fenómeno y sustituyendo el criterio cartesiano de las ideas claras y distintas por el de la experimentación como forma definitiva de conocimiento.

Deismo y religión racional.

Normalmente viene identificándose deísmo y fundamentación de la religión natural frente a toda forma positiva de la misma, lo cual es algo impreciso ya que existen intentos de fundamentar la religión natural a partir de otros criterios no estrictamente deístas como el sentimiento y el instinto. Prescindiendo de los antecedentes ideológicos, hay que advertir cómo las circunstancias históricas, la situación religiosopolítica de las comunidades europeas contribuyeron a este pensamiento: el Estado, preocupado por las guerras de religión, buscaba un estatuto lo más amplio posible, que asegurase una convivencia pacífica y estable. El deismo, creyendo salvar el fondo común de toda religión y desacreditando las diversas formas positivas de la misma, pensaba que ofrecía el programa -pluralista más latitudinario, cuando en realidad empobrecía la religión, la filosofía y la teología.

La expansión del deísmo en Inglaterra.

Interpretando el deísmo como un proceso de desmitificación, Ch. Blount (1654-93) emprendió la difusión del deísmo arremetiendo contra los milagros, desacreditando los portentos de Cristo y al cristianismo coetáneo.

J. Toland (1670-1722) en niega la pervivencia de todo dogma, que considera contrario, lo mismo que la revelación de misterios, a la suprema racionabilldad de Dios El deísmo fue perseguido por el anglicanismo oficial, hasta el punto que Locke, antes simpatizante con este pensamiento, negó la afinidad de sus ideas con las de Toland.

A. Collins (1676-1729) y M. Tindal (1656-1733) prolongaron el pensamiento de Toland eliminando el principio de autoridad, base de la religión positiva, como contrario al «espíritu científico» que sólo puede aceptar los resultados de un libre examen, amplio e ilustrado, como corresponde a un espíritu libre.

Falto de vigor intelectual, el deismo comienza a extenuarse, no siendo lo sobradamente lúcido como para seguir manteniendo siquiera la existencia de Dios, ya que no pudo explicar su naturaleza. Así, sin atreverse a proclamar el ateísmo, ya lo prepara. Desprovisto de base filosófica, su último reducto es la idea de causalidad y finalidad, ideas que David Hume se encarga de minar, comenzando así la religión a emigrar, en muchos autores, desde el ámbito de la razón hacia otras esferas de la intimidad humana. La religiosidad puramente científica y racional da paso a la religión como dato íntimo de conciencia, sin- más justificación que el sentimiento moral, tal y como lo planteará Kant en un supremo esfuerzo por salvarla dentro de las tendencias deístas.

El deísmo francés y alemán.

El deísmo tuvo origen inglés, su efecto propagandístico y espectacular hasta lograr la categoría de programa cultural y político, lo alcanzó en el continente trabajado por el racionalismo. Tuvo un arraigo más riguroso en consonancia con su base cartesiana, cuya certeza del ser absoluto llega a la exaltación, mientras, por otra parte, queda en lontananza como algo esencialmente retórico, indefinido y confuso. Voltaire ha sido factor decisivo del deísmo continental, no tanto por su vigor filosófico como por su efervescencia literaria. Fue el creador del clima duro, cáustico y anticlerical que cuaja en el estilo de los librepensadores, cuyo esfuerzo aunado culmina en la Enciclopedia (1715-77).

J. J. Rousseau (1712-78; v.) reduce la religión a tres únicas verdades:

1) existencia de Dios, ser supremo, cuya voluntad anima al mundo y mueve la naturaleza y del que no tenemos certeza de ser creador;

2) la existencia de la materia regida por leyes físicas constantes;

3) la existencia del alma humana libre e inmaterial, aunque no podemos pronunciarnos sobre su inmortalidad.

En Alemania, Reimarus afirma que si la religión está fundada sobre la existencia de Dios y la inmortalidad y tales verdades nos han llegado por revelación, hay que entender, que la revelación histórica no añade nada a la revelación eterna de Dios que se comunica a través de la racionalidad del universo. De lo contrario, piensa, nos tropezaríamos un Dios que corrige su propio programa. Por otro lado, es vana la pretensión de la Iglesia al querer constituirse en depositaria de dicha revelación habiendo surgido a partir, según él, del fraude de la resurrección de Jesús, presentado por sus discípulos como Mesías.

G. E. Lessing (1729-81) afirma que rl proceso de la revelación es una pedagogía divina, con lo que quiere significar un proceso educativo que no crea nada, puro estimulante que acelera el proceso de todo lo que la naturaleza posee en sí misma. La intervención de Dios conserva al hombre en el monoteísmo primero y continúa realizando este cuidado a partir de una comunidad, Israel, corriendo el riesgo de convertirse en algo nacional, patrimonio de una raza. Estrechez que supera el cristianismo, con el que el monoteísmo vuelve a recobrar su universalidadeísmo En la medida en que el hombre llega a la madurez se le impone el paso de la imagen y figura hacia la verdad racional que Dios pretendiera, superando el Evangelio escrito por el Evangelio Eterno, en el que predomina la moral del deber frente a la moral imaginaria de las penas futuras. En este proceso, según Lessing, la fe representa un intermedio hasta el advenimiento de la religiosidad pura de la razón, a.la que ha de ceder paso, en la medida en que va creciendo la conciencia interior. El resto de creencias y de culto exterior queda eliminado como sobrevivencia de un momento ya superado de la evolución natural.