Diferencia entre el Hombre y el Animal – Leornado Polo – Summary
Diferencia entre el Hombre y el Animal
Por Leonardo Polo, Madrid 30-X-92
Nosotros hemos sido precedidos por tres o cuatro especies muy diferentes de las restantes especies animales. En primer lugar estaría el australophitecus, después el homo habilis y en tercer lugar el homo erectus. El australophitecus, es el primer animal bípedo. Aristóteles, uno de los autores griegos que mejor estudiaron al ser humano, dudaba de si el hombre es un ser racional o un ser con manos. Ser un animal con manos significa ante todo ser un animal técnico, un animal capaz de producir. Cuando además del desarrollo cerebral en nuestra especie aparece la inteligencia, la mano se transforma en un instrumento infinito. Si tenemos en cuenta esto podemos decir que las especies que nos han precedido y nos han preparado son especies en las que surgió un nuevo tipo de evolucionar distinto al que empezó a adivinar Darwin.
En el mismo momento en que aparece la técnica a través de la mano y la cerebralización, empieza a dibujarse un nuevo modo de tener que ver con el medio que consiste en estar libre de tener que adaptarse al medio porque con sus manos hace lo necesario para vivir. Por ejemplo, el vestido.
¿Cuándo es posible el aumento de la capacidad craneana? Cuando la cabeza se apoya en la columna vertebral como un bípedo.
Hablar es una característica humana, el único ser que habla es el hombre, pero la función primaria del lenguaje es enseñar a utilizar instrumentos, dar órdenes. El lenguaje está ante todo para eso. Para tener lenguaje, hace falta tener una boca peculiar, una boca para poder articular de una determinada manera, hacen falta tener unos labios finos. Pero como los labios humanos son ligeros el esfuerzo de moverlos es pequeño y por eso el hombre puede sonreir y es además lo primero que hace un niño. El niño no tiene control de sus brazos. Pero lo primero que controla son los labios. En la sonrisa se expresan muchas cosas de una manera más o menos potencial; pero fenomenológicamente en la sonrisa está la gratitud, el reconocimiento placentero del otro, está la expresión de la felicidad interna. La gratitud, nos introduce en un tema que ya se descubre a través de la sonrisa: que el hombre es una persona, porque ¿qué es una persona? Un ser capaz de gracia. Gratitud y gracia están enteramente vinculados. La manera de dar más propiamente humana es acoger y el hombre puede acoger porque tiene una intimidad. Un ser con intimidad es un persona.
La aceptación tiene que ver con la paternidad y la con la maternidad. ¿Qué es un padre y una madre? Unos aceptadores. ¿Y cómo paga el hijo esa aceptación? Sonriendo. ¿Es un pago suficiente? Yo creo que sí.
En todas las especies que he aludido que son anteriores al hombre, acontece que son todas especies animales porque carecen de inteligencia. La inteligencia es supraespecífica, es de cada uno, no hay una especie inteligente, por eso el hombre es persona, no es sólo el individuo de una especie. Pero en todos esos animales que nos preceden evolutivamente, la individualidad está en función de la especie. Esto lo suelo expresar diciendo que todo ser vivo excepto el hombre está finalizado por su especie y si lucha, si combate en un sentido bélico parecido a lo que es la guerra humana, lo hace contra otros, no contra los individuos de su propia especie. Hobbes cometió un grave insulto al lobo cuando dijo que el hombre es un lobo para el hombre, porque el lobo no es un lobo para el lobo. Un lobo no mata a otro lobo. Los combates entre lobos son rituales, por así decirlo; en cuanto un lobo se declara vencido cuando lucha por una hembra, por ejemplo, el otro no le mata. El hombre, por ser persona, no está finalizado por la especie y puede ir contra la especie. Ir contra su especie significa ante todo guerrear. La guerra es un fenómeno exclusivamente humano, es una consecuencia de ese desequilibrio que hay entre el individuo humano que es persona y la especie humana.
En el caso del hombre el cuidado del niño dura por lo menos quince o veinte años: los que marcan la dependencia educacional del ser humano. De manera que la existencia de la familia tiene que ver con la especie. Es decir, justamente porque el hombre es superior a la especie para mantener la especie necesita de una institución: la familia.
El hombre tiene que institucionalizar la supervivencia de la especie y esa institución es la familia. Por tanto, desde el punto de vista de la persona lo peor es el aborto porque es matar a un ser personal, pero desde el punto de vista institucional o social es peor el divorcio. (Decir lo peor significa que es lo peor biológicamente porque cualquier otra interpretación de bien o de mal a mi modo de ver, cualquier planteamiento de la ética que no lo tomemos del ser humano mismo es, como diría Nietzsche moralina, una cataplasma)
Si el hombre no está finalizado por la especie, si tiene manos y con las manos lo puede hacer todo, si es capaz de tantas modificaciones, si necesita de una institución y eso quiere decir que su instintividad no es suficiente para el mantenimiento de la especie, el instinto sexual no basta para mantener la especie humana, es menester la familia, la institución, es menester la monogamia sin más. Una poligamia también sería aceptable desde el punto de vista biológico, pero en rigor, como se cumple bien la exigencia biológica es en el matrimonio monógamo.
El hombre es entonces un gran proyecto, un proyecto sin término. El hombre nunca acaba de serlo y precisamente por eso es por lo que en el hombre ya no tiene sentido hablar de evolución, escapa a la evolución. Nosotros venimos detrás del habilis y del erectus, pues nosotros somos una especie biológica superior a esas. Pero otra especie biológica que venga detrás de nosotros no es posible, nosotros trascendemos la especie en cuanto que somos personas, invertimos el sentido, sustituimos la evolución por otra cosa que es la biografía y la historia que son otros tipos de temporalidad.
El hombre es un ser temporal, es un espíritu en el tiempo, un espíritu que se va realizando, o mejor, que va sacando a luz sus potencialidades, se va actualizando. Si la instintividad humana no sirve para garantizar la supervivencia de la especie es porque en el hombre la tendencialidad tampoco es automática, tampoco se dispara como la del animal. Pues si es así, nuestro espíritu también debe tener una dimensión enormemente potencial y esa dimensión de nuestro espíritu es la voluntad. La voluntad dice Tomás de Aquino es una potencia pasiva y sólo así es natural, sólo así pertenece a la naturaleza, es lo que llama voluntas ut natura.
La voluntad como naturaleza, lo que en nosotros hay de apetito es enormemente potencial en su arrancar, en su primer estadio, porque no estamos finalizados por nada finito ni siquiera por nuestra especie, porque tenemos una potencialidad respecto del fin absoluto. Nuestro espíritu está hecho de tal manera que su tender solamente se puede colmar por el absoluto y precisamente por eso la tendencia espiritual es pura potencia pasiva.
Pero también por eso nuestra voluntad es capaz de entrar en relación con la inteligencia y así es capaz de ejercer actos y en cuanto ejerce actos adquiere hábitos, puesto que como es potencial es enormemente perfectible: es un motro movido (quod movet motum, lo que mueve en tanto que es movido, así lo describe Tomás de Aquino). Pues en contacto con la inteligencia es capaz de actuar, la voluntas ut ratio, pero al actuar ella misma se perfecciona o se degrada, es capaz de adquirir virtudes y vicios.
Aquí tenemos otra vez la aparición de la ética en la pura consideración de lo que es característico de un espíritu que existe en el tiempo, de un espíritu que se encarna en un cuerpo potencial y ese espíritu también tiene una dimensión potencial, la voluntas ut natura. Esa voluntas actua en cuanto entra en relación con la inteligencia y al actuar se perfecciona o no. La manera como la libertad alcanza la naturaleza del hombre es a través de los hábitos. Los hábitos son el vehículo o la conexión entre la libertad y la voluntad. De suyo, la voluntas ut natura, no es libre. A través de los hábitos la libertad se hace cargo de la voluntad.
Somos seres libres pero ¿cómo nuestra libertad alcanza a nuestra naturaleza, a nuestras acciones? Solamente a través de vicios o virtudes. La libertad no es nativamente propia de la voluntad humana, esa es una tesis clásica olvidada porque los modernos creen que la voluntad es nativamente libre. Pero en el planteamiento clásico que es coherente con todo lo que estoy diciendo no es así. Es a través de virtudes como la voluntad conecta con la libertad.