El gobierno no se reparte: no a la democracia
El dominio que tiene un padre sobre su casa, no tiene como fin beneficiar al padre, sino a la familia.
El gobierno es una institución natural (un jefe) que crean las personas para poder llegar más lejos a través de tareas comunes que tienen que ser coordinadas desde más arriba que los agentes.
El poder es, por lo tanto, un servicio, no un activo. No tiene sentido repartirlo como si fuera un botín, como pretende hacer la democracia, dándole un voto a cada uno.
El poder lo asume el que haya recibido ese encargo de la comunidad, y él toma sus decisiones en conciencia, con el criterio de servir optimamente.
Y seguirá ejerciendo el poder mientras sirva. No tienen mucho sentido los términos arbitrarios (4 años), que más bien son mecanismos para repartir el poder entre la mayor cantidad de pretendientes.
Sí al gobierno natural; no al gobierno artificial: no a la democracia.