Hay que perder la libertad para ganar la libertad
Existen dos libertades:
La libertad material: la capacidad de elegir, el tener opciones. La puede tener un animal que esté suelto.
La libertad espiritual: el ser el dueño de la propia vida, porque tomamos las decisiones que nos definen, más allá del dictado de los instintos.
El crecimiento en el ser humano se da elegiendo, decidiendo. Pero cada elección que hago (de profesión, de esposa, etc) me limita, me hace perder opciones. Y si no decido, no crezco.
Para crecer, tengo que perder la libertad de elección, para así ganar libertad espiritual, para ser el dueño de mi vida.