Historia de la Filosofía de la Religión
Historia de la Filosofía de la Religión (Autor desconocido)
Contents
Historia de la Filosofía de la Religión
A. religión En el pensamiento de Aristóteles
B. Religión en el periodo helenista (desde el siglo III a I aC )
C. El período final de la filosofía antigua
A. religión En el pensamiento de Aristóteles
Aristóteles (384-322 a. C.) se da una completa identificación del principio filosófico supremo con el concepto religioso de Dios.
Reconoce la permanencia e importancia de la religión mítica, pero rechaza todo lo que no esté en conformidad con la visión filosófica y discrimina lo que en tales creencias resulta común y constante de lo que es particular y cambiante.
A partir de la tradición religiosa Aristóteles elabora una demostración de la necesidad la existencia de una sustancia eterna e inmutables acto puro, «un principio que es sustancia en acto», es inmaterial y constituye la condición universal del movimiento. Esta sustancia es un ser necesario y es bueno y principio de todo. Mueve todo y es el fin que apetecen los demás seres. El fin produce el movimiento como un bien que es amado mediante esta moción pone todo en Movimiento. Aristóteles identificó esta primera sustancia con Dios. Y entendió que la esencia de la vida divina era la auto contemplación.
La metafísica aristotélica, la psicología y la ética están orientadas de modo teísta. Sin embargo, existen dos grandes lagunas en la teoría aristotélica de la religión: 1) No existen bases en Aristóteles para reconocer la inmortalidad personal e individual del ser humano; 2) El concepto Aristotélico de Dios excluye el interés providente de Dios por el mundo y el destino del hombre. EI Dios de Aristóteles no es una providencia; ni siquiera conoce el mundo, el cual no ha sido formado -no podría serlo- por él ya que este Dios es pensamiento del pensamiento.
Al negar la inmortalidad personal, Aristóteles reduce la religión a un fenómeno de este mundo, mientras que Dios siendo eterno, está más allá de este mundo. De modo consiguiente se establece un abismo infranqueable entre el ser humano y Dios, mientras pertenece a la esencia de la religión precisamente establecer la relación entre ambos.
B. Religión en el periodo helenista (desde el siglo III a I aC )
En el periodo helenista (desde el siglo III a I a. C.) el interés filosófico se concentra especialmente en cuestiones éticas y prácticas. Aunque el primer período no se orientó religiosamente, aparecen en las escuelas de la época ciertos problemas relacionados con la religión. Los estoicos identificaron la deidad con el mundo (panteísmo) y derivaron de ello el postulado de vivir de acuerdo con la propia naturaleza, que es divina. Los epicúreos afirmaron la existencia de dioses, pero dijeron que los dioses no se implican en los asuntos humanos, ya que esto destruiría su perfecta tranquilidad (ataraxia). Los escépticos aunque no negaron la existencia de las divinidades, pensaron que no había pruebas para su existencia ni para su no existencia. Estas escuelas no produjeron nada esencialmente nuevo distinto de las reflexiones previamente existentes.
En algunos mitógrafos de la época alejandrina aparece una reflexión sobre la religión cuanto tal.
C. El período final de la filosofía antigua
El período final de la filosofía antigua se caracteriza por un interés creciente por la religión. De nuevo, filosofía y religión convergen. La filosofía se propone fines prácticos, fines propios de Ia religión: Liberar al hombre de las condiciones temporales de vida ayudarla a unirse con la divinidad. Por esta razón, la filosofía se define como una meditatio mortis o como un instrumentum assimilationís ad Deum.
La expresión no cristiana más perfecta de las tendencias religiosas filosóficas de este período aparece en Plotino (203-270) y los representantes de la escuela neoplatónica.
D. La antigüedad cristiana
El cristianismo, tanto por la riqueza de su mensaje como por el hecho de comunicarlo en nombre de la autoridad divina, suscita en la historia del pensamiento una nueva problemática. En seguida apareció la necesidad de explicar racionalmente muchas verdades de la nueva religión, de distinguirla de otras, etc.
1. Ya desde el siglo II se intenta aclarar la relación entre el cristianismo y las otras regiones (problema de Ia multiplicidad de cultos) y se intentan determinar los «motivos de credibilidad» del contenido revelado (prob
lema apologético).
2. La explicación de la religión cristiana recibió su expresión más completa en el mejor representante de la antigüedad cristiana, Agustín de Hipona (354-430). Las principales aportaciones del pensamiento agustiniano se pueden resumir en las siguientes:
a) Considera la religión sobre todo, de modo personalista, como una relación personal, basada en el amor, entre el ser humano y Dios. Pone el acento en la religión como religación con Dios.
b) Un elemento nuevo que aparece en San Agustín es mostrar el hecho de que mediante pecado se introduce el mal en el mundo y que el hombre no es capaz de liberarse por mismo del mal: es necesaria la salvación desde lo alto.
c) Otro logro del pensamiento agustiniano sobre la religión fue la demostración del carácter social de la religión. La relación con Dios abre a una persona hacia los demás. La comunión con Dios crea una nueva sociedad de hombres, la Iglesia.
d) Finalmente, en contraste con la filosofía griega orientada objetivamente, Agustín desplaza el punto de partida de la reflexión filosófica a la experiencia interior, o, como diríamos hoy a la autoconciencia y los datos de la conciencia. La certeza con la que el alma se conoce a sí misma es las primera de las certezas y constituye el criterio de verdad. De modo similar el alma y lo que permanece en su interior -la verdad- son también modo de conocimiento de Dios. Y, viceversa sólo mediante la relación con Dios puede el hombre alcanzar la auténtica verdad sobre sí mismo.
E. La filosofía medieval
La reflexión sobre la religión cristiana, su naturaleza y fundamento, iniciada por San Agustín se prolongó en los autores cristianos de la transición entre la edad antigua y la Medieval y en los mismos medievales.
Los problemas esenciales que se plantean los medievales en torno a la religión se pueden resumir en los siguientes:
1. la cognoscibilidad (y justificación) de la existencia y naturaleza de Dios;
2. Ia relación personal del ser humano con Dios, atendiendo no sólo al conocimiento de Dios sino también a la realización de la unión con Dios (communio Deo);
3. el destino último del ser humano ya sea referido a la unión escatológica, ya sea referido a la unión alcanzable en esta vida mediante la mística.
En el pensamiento medieval encontramos diferentes métodos y soluciones en conexión con los temas mencionados. Vamos a fijarnos más detalladamente el pensamiento de Tomás de Aquino.
Aunque en Santo Tomás no existe una filosofía de la religión como disciplina separada, podemos encontrar en él los elementos básicos para realizar una reflexión sobre la religión.
a) Santo Tomás muestra la existencia de un absoluto personal y asimismo, la apertura del ser humano a un ser personal.
b) También se ocupó de modo temático acerca de la religión al estudiar la virtud de la justicia en Ia segunda parte de la Summa theologiae. Religión es, tanto, una virtud moral y es una parte de la justicia; es la virtud moral más alta. Con la virtud de la religión -en cuanto distinta de otras perfecciones- nos situarnos en posición de llevar a cabo el deber de reconocer nuestro propio origen óntico, junto con todos los demás seres. Santo Tomás precisa bien que no es una virtud teologal: el fin de Ia religión es sobrenatural, pero el movimiento es natural.
EI Aquinate define explícitamente la religión como una «relación del ser humano con Dios» y ofrece Ia razón de tal relación: “sólo Dios puede ser adorado por nosotros como principio perfecto, al cual, en cuanto último fin, ha de dirigirse nuestra elección».
c) La religión consta de actos interiores y se manifiesta en acciones exteriores, ordenadas a las primeras.
d) La concepción tomista
de la religión, además de estar presente en muchos textos explícitamente, es sugerida también por la estructura de la obra más importante de Tomás de Aquino, la Summa Theologie.
F. El renacimiento
Al finalizar Ia Edad Media puede apreciarse claramente en Europa una fisura que precede a la ruptura entre el ideal de vida y pensamientos cristianos, representados por la Iglesia Católica, y otro nuevo ideal de vida naturalista basado en valores puramente humanos, que irá consolidándose cada vez más.
Casi desde el inicio del renacimiento podemos apreciar una marcada tendencia al naturalismo religioso. Subrayan el papel del hombre –creado a imagen de Dios- como constructor del orden del mundo.
1. El representante más importante del renacimiento –en lo que afecta a nuestro tema- es Marsilio Ficino (1433-1499). Para Ficino, religión es una característica común a todos los hombres, un instinto de origen divino que implanta en el hombre el conocimiento y la adoración de Dios y asegura la inmortalidad de su alma: Religio máxime homini propria est et veridica”.
2. La consideración de la religión como algo común está presente también en Nicolás Cusa (1400-1461), quien en De pace fidei afronta el problema de la diversidad de religiones concluyendo que así como Dios se expresa en la multiplicidad de cosas creadas, así también la única religión se expresa en las diversas religiones históricas concretas, las cuales son quaedam loquutiones Verbi Dei sive rationes aeternae. El cusano observa que así como el Absoluto es intangible en sí y sólo puede ser comprendido por aserciones aproximativas (conjeturas) así también la única religión no es identificable con ninguna forma específica, finita, ya que todas son adecuadas y cada una expresa, en su variedad de ritos el culto al Absoluto. Por ello, para el cardenal de Cusa habrá una religio in rituum varietate“.
G. El racionalismo moderno
El siglo XVII va a ser determinante para el desarrollo de la problemática de la filosofía de la religión. En este siglo se produce una ruptura con la tradición anterior, una crisis de la conciencia europea debida a diversos factores. Por un lado, están las guerras de religión, que fueron utilizadas por los escépticos para poner en discusión el valor de la fe. Proponen la búsqueda, a la luz de la razón natural, de un contenido religioso elemental que constituyera la base común de una razón que se atiene exclusivamente a la evidencia (Descartes) y se someta a los hechos (Newton), rechazando todo dogma (P. Bayle) y la presencia del misterio (John Toland). Ante esta razón, que tiende a absorberlo todo, la religión positiva se presenta como algo sospechoso.
(1) Descartes.
Es notable en este contexto la influencia de René Descartes (1596-1650). Descartes consideró que la existencia de Dios podía ser establecida científicamente con su método filosófico. Para ello partió de la afirmación de sí mismo como un ser pensarte y sostuvo que ya que el concepto de Dios (el concepto de un ser perfecto) se encuentra en la mente, Dios debe existir en Ia realidad como causa de esta idea innata. De este modo, para Descartes era posible establecer racionalmente las tesis de la religión. Esta actitud fue el inicio del desarrollo de la noción de (Religión natural).
El valor de la idea de Dios para Descartes está en que Dios es para él el punto de partida de una interpretación puramente científica del mundo. Partiendo del Dios cristiano, Descartes lo constituyó en principio filosófico. Aparece en el sistema cartesiano como fuente de causalidad eficiente. Dios es inmóvil e inmutable y sus leyes no pueden tampoco ser alteradas. La esencia de Dios se idéntica con su función creadora.
(2) Spinoza
Como consecuencia de esta actitud se multiplicaron los esfuerzos por comprender religión de una manera puramente racional. En esta línea destaca el filósofo panteísta Baruch Spinoza (1632-1671), quien parte de la idea de que existe una religión simple, universal. Su objetivo consiste en llevar al pueblo a obedecer a Dios, a honrarlo y a servirlo. Agrupa el contenido de la fe en unos simples puntos. Pero ninguno de estos puntos vincula a dogmas sectarios, ni a verdades teóricas demasiado específicas: «Todas las opiniones que a uno le sea dado formarse a este respecto, resultan equivalentes».. Esto significa que la fe no requiere «dogmas verdaderos» sino «dogmas píos», capaces de inducirnos a obediencia, y que por lo tanto hay lugar suficiente para las diversas sectas religiosas. Bajo una aparente liberalidad, se oculta la actitud opuesta. Lo verdadero y lo falso no pertenecen a la religión, sino a la filosofía. Por otra parten en Spinoza encontrarnos un desprecio total a lo que denomin
a religión revelada.
(3) Locke
Otro filósofo atento a la religión es John Locke (1632-1704) quien, como Spinoza, sostiene la necesidad de un estado laico y de la tolerancia religiosa con el fin de impedir que la divergencias religiosas comprometan la convivencia civil pacífica. Intenta demostrar la conformidad del Cristianismo con la razón, despojándolo de sus elementos irracionales (por ejemplo, la concepción tradicional de las consecuencias del pecado de Adán) y reduciendo las creencias a un núcleo mínimo: Ia fe en Ia mesianidad de Crísto. La razón filosófica se afirma como criterio universal de interpretación a Ios enunciados de la fe.
(4) Pascal
En el contexto de este racionalismo extremo, junto con su consecuente deísmo y el concepto de religión natural, se alza Ia protesta de Blas Pascal (1623-1662). Pascal sostuvo que la razón era incapaz de conocer a Dios y las verdades religiosas.
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