Los problemas de capitalismo y de otros sistemas mecánicos -Ep 26

No he podido aguantar la presión de la gente pidiéndome que acabara ya de una vez mi arco narrativo, que acabara de concluir lo que yo pienso de la economía. Y a eso nos vamos a dedicar en este episodio de Buscando Respuestas. Buscando Respuestas, el podcast donde Bobby López explora las preguntas que la filosofía cotidiana nos propone.

En el episodio anterior vimos cómo el capitalismo es un sistema mecanicista de organizar la economía. Sistema mecanicista, habíamos dicho que es un sistema donde la producción se organiza linealmente. Es una serie de causas, una serie lineal de causas.

Alguien hace algo que hace a otro alguien hacer otra cosa que hace a otro alguien hacer otra cosa. Y todo viene de una cabeza, que es la que envía el dinero, es decir, la energía y la información. Y las otras partes lo que se dedican es a ejecutar esa orden que han recibido de la cabeza.

Los principales problemas que tienen los sistemas económicos mecanicistas, es decir, el capitalismo y el socialismo, son los siguientes. Primero tiene una tendencia bien grande al gigantismo, hacerse desproporcionadamente grandes con las dos patitas o problemas que esto acarrea. Una tendencia bien grande al monopolio y una tendencia grande a la globalización o a la internacionalización del negocio.

Número dos, que es el más serio, estos sistemas mecanicistas tienen una tendencia bien grande a degradar el trabajo humano hasta convertirlo en una mercancía que se compra y se vende en un mercado, en lugar de ser un acuerdo entre hombres que quieren hacer algo juntos para beneficio de todos. En tercer lugar, los sistemas mecanicistas tienden a degradar la idea de riqueza, que se pasa a ver como una cosa, en lugar de verlo como una relación humana. Las relaciones que tienen con los demás, la persona que es buscada por su gente, que es buscada por lo que puede ofrecer, por las soluciones que puede darle otro a sus problemas.

Y un cuarto problema del capitalismo, podemos verlo en la excesiva financiarización de la economía, la excesiva importancia que se le da la proyección en dinero de la actividad económica, hasta llegar a hacerse casi una actividad independiente de la producción de bienes y servicios. A ver a continuación, cómo estos problemas que todos podemos, yo creo que todos podríamos identificar directamente en el capitalismo, que es lo que conocemos, cómo estos problemas se derivan de su naturaleza mecánica y como la vimos en el episodio anterior. Habíamos hablado en el episodio anterior cómo la corporación, uno de sus carreras principales es que no tiene auténticos dueños, tiene dueños de alquiler, dueños mercenarios, dueños Airbnb que vienen y se van, realmente son inversionistas, son dueños inversionistas.

No son dueños en el sentido que no organizan la empresa, simplemente contratan a alguien para que lo haga. ¿Qué problema tiene esto? Bueno, tiene el problema de que la dirección de la empresa queda a cargo de la gerencia, que son empleados jefes, pero empleados jefes que no ganan más si la empresa gana más. Y su motivación principal es el crecimiento de la empresa, que es lo que aumenta su prestigio y su poder, tener más gente y más presupuesto que manejar.

Esto es lo que se llama en economía, en gerencia, en inglés se le llama agency problem, que es la diferencia de intereses que hay entre los dueños inversionistas y la gerencia que corre la empresa en el día a día. Tenemos entonces empresas que están, cuya motivación principal es crecer. Y cuando en los 80, a raíz de que se abrieron los mercados de capital y que China empezó a entrar en la economía, empezó la posibilidad de hacer negocios, se facilitó la posibilidad de hacer negocios internacionales, empezaron rápidamente a formarse la globalización de las empresas.

Yo he sido muchos años un favorecedor de la globalización porque la globalización hace que la economía sea bien eficiente, se consigue siempre lo más barato y lo mejor en el que esté en cualquier parte del planeta. Solo muchos años después me vine a dar cuenta que la globalización distorsiona los mercados locales y una economía sin, como vamos a ver, sin arraigambre local es una aberración, porque el primer deber de cualquier empresa es atender a los suyos y por los suyos definimos todos los que colaboran para que se hagan las cosas, los jefes, los empleados, los vendors, los suplidores y los mismos clientes, lo que se llama en inglés los stakeholders. Eso es el público primero al que tiene que beneficiar la empresa.

El problema más grande que tiene el capitalismo es la concepción paupérrima que tiene del trabajo. El trabajo es la forma en la que los seres humanos colaboran para mejorar el mundo y la forma más natural de hacer esto es asociándose con otras personas para hacer algo mayor de lo que podría hacer cada persona sola. Las relaciones humanas, para ubicarnos, se pueden colocar en una línea donde a la izquierda están las relaciones que tenemos con los más cercanos a nosotros mismos, que es casi nosotros mismos, que es nuestra familia, y a la derecha, en el extremo del segmento, está la relación que tenemos con nuestros enemigos, de forma que lo que ganan la gente de nuestra familia es casi como lo que ganamos nosotros, lo que ganan nuestros enemigos es casi como lo perdamos nosotros.

En el medio de ese segmento están las relaciones que se llaman comerciales, que es donde uno pierde un poco para ganar otro poco, que normalmente para él tiene más valor de lo que pagó. Esa es la relación comercial que está en el medio entre las relaciones de familia y las relaciones de enemistad. Las relaciones de trabajo se supone que estén justo un pasito al lado de las relaciones de familia, que la gente con la que nosotros trabajamos es la gente a la que confiamos, a la que conocemos, conocemos a su familia, y nos ponemos juntos a trabajar en una misma dirección.

Uno no trabaja con extraños, en principio. Pues bien, el capitalismo movió el trabajo de estar bien pegado a una relación familiar a estar bien pegado hacia el medio del segmento, que es lo que hemos dicho, la relación comercial. El trabajo pasó a ser una mercancía que se compraba y que se vendía, tanto en el socialismo como en el capitalismo.

No había dinero envuelto en el socialismo, pero es la misma aportación. Una vez que el trabajo se convierte en una mercancía que se compra y se vende, que es la relación que tenemos ahora, ahora mismo nosotros los que estamos escuchando que trabajan están envueltos en una relación comercial. Le pagan por el dar un servicio a una empresa, exclusivamente a una empresa.

Pero esa exclusividad no conlleva, ni con mucho, toda la profundidad de la relación humana asociativa. O sea, donde uno, la relación laboral, ahora mismo es una relación cuasi comercial, cuando lo normal es que la relación laboral sea asociativa, entre pares, no completamente pares, se asocian para lograr algo que entre ellos solos no podrían lograr. Esto es un tremendo problema, una tremenda degradación humana en un aspecto que es central, porque el trabajo es central a la naturaleza humana.

El hombre es trabajador por naturaleza, no por oficio. No es que algunos trabajen. El hombre humano está, el ser humano está diseñado para aportar al bien común.

Y estas relaciones laborales en las que estamos ahora envueltos es una relación empobrecedora para todas las partes. No quiero ahora enrollarme explicando cómo sería este mundo donde el trabajo fuera asociativo, en vez de ser compra y venta de servicios, pero conllevaría a que en las empresas cada uno gana en función del riesgo que decida asumir. La gente que está dispuesta a asumir más riesgo, es decir, que ganar cuando la empresa gana y perder cuando la empresa pierde, ganará más dinero.

Habrá gente que decida asumir bien poco riesgo, porque no puede asumirlo. Y entonces esa persona ganará una cantidad más fija y más pequeña. El tercer problema que hemos señalado en el capitalismo es su degradación de la idea de riqueza.

La riqueza en el capitalismo, y más aún en el comunismo, es una cosa que se tiene. Y esto implica que es un juego suma cero. Cuanto más tengan los demás, menos tengo yo.

Y para yo ganar, alguien tiene que perder. Esta concepción de riqueza como cosa, o como propiedad de una cosa, es bien engañosa. Lo van a entender rápido con este ejemplo.

Si mañana hay una gran epidemia o desastre natural o lo que sea, y se muere todo el mundo en el planeta, excepto yo, yo voy a pasar a ser automáticamente, legalmente, el dueño de todas las propiedades y todos los activos del planeta. ¿Seré por eso inmensamente rico? Porque soy el dueño de todas las tierras, puedo hacer con ellas lo que quiera, de cualquier activo, cualquier aeropuerto. Obviamente no, porque lo que ocurre es que la riqueza es la necesidad que los demás tengan de lo que yo soy capaz de hacer, de lo que yo soy capaz de hacer por ellos.

A veces lo hago con una propiedad que tengo, a veces lo hago con una inteligencia que tengo, un dote artístico. Y eso es lo que me hace rico, tener cosas que los demás quieren. Y como estas cosas no son materiales en la mayoría de los casos, sino que son servicios y capacidad de resolver problemas, no se puede identificar la riqueza con una cosa, sino que hay que identificarlo como una relación, la relación que yo tengo con los demás, como los demás me valoran, a mí, a mis circunstancias.

Y de esta forma el problema económico, el problema de la riqueza es realmente un problema de comunicación, de cómo convencer a los demás que confíen en mí, que confíen que yo soy capaz de hacer cosas buenas por ellas. Y cambiar, girar, pivotear esta idea de la riqueza de una cosa a una relación nos cambia completamente el problema económico. Y por último está el problema del tamaño exagerado que la dimensión financiera tiene en la economía capitalista.

Los humanos, hace muchísimos años, hemos desarrollado una tecnología muy práctica que se llama el dinero, que es una traducción del valor de las cosas en unidades abstractas que se pueden más fácilmente intercambiar. Pero como con cualquier tecnología existe el riesgo de ser sobreusada, que es lo que está pasando ahora mismo con el dinero, que entendemos que cualquier cosa debiera ser traducible a dinero. Por ejemplo, estamos convencidos de que ser dueño de una empresa es traducible a dinero y si alguien me da un poquito más de ese dinero, que yo entiendo que vale ser dueño de esta empresa, me voy y me cambio mi propiedad de la empresa por dinero.

Pero tenemos que aceptar que el reducir los costos transaccionales, lo que cuesta intercambiar algo por algo, no es siempre lo mejor. Hay transacciones que nos interesa que sean bien lentas. Por ejemplo, nos interesa que sea bien lento el comprar un arma, o el abortar o el divorciarse.

Nosotros queremos, como sociedad típicamente, que esas decisiones se tomen con mucha calma, adoptar un hijo, que se tomen con calma, que se conozcan las partes, etc., para asegurarse de que se toman bien, no porque se haya establecido un precio justo por lo que se quiere intercambiar, no es que ya estén las partes de acuerdo y ya se debe hacer la transacción. Bueno, pues comprar una empresa es una de esas transacciones que debiera de ser bien lenta, que no debiera poder hacerse, como lo fácil que es ahora, comprar y vender acciones, que no debiera haber dueños remotos, que los dueños tuvieran que ser de carne y hueso. Cuando una corporación, una asociación de hombres, tiene un dueño remoto, se convierte en una burocracia, que es un sistema que camina por reglas, pero que no tiene un corazón que esté palpitando y está supervisando y empujando y animando a la gente en la operación.

Entonces, nos interesa que los cambios de propiedad de algo tan serio como es una empresa sean muchísimo más lentos, es decir, nos interesa que el sistema financiero sea mucho más delgado de lo que es ahora mismo, donde solo se comercian cosas que pueden ser comerciables de esta forma remota, como son las deudas. Pues sí, deudas, inversiones en deudas, equivalentes a bonos. Pues mira, se puede intercambiar en mercados de capital, pero propiedad de empresa habría que pensárselo mucho.

Hemos visto los problemas que tiene organizar la economía de una forma mecanicista. En algún episodio no lejano vamos a tratar de dibujar cómo sería una economía más organicista, que es lo que yo creo que será la economía del futuro. En resumidas cuentas, no se pierdan el próximo episodio de Buscando Respuestas.