Es venenosa la idea de que se puede estimular la economía a base de incrementar artificialmente la cantidad de dinero.
El dinero es simplemente una conversión,  que hace la Sociedad, de los bienes que existen en unas unidades homogéneas, para facilitar el intercambio. Por lo tanto la cantidad de dinero debe moverse siempre en paralelo con la cantidad de bienes.
Si acaso, podríamos llamar política monetaria al trabajo del Estado de asegurarse que haya tanto dinero como bienes. Pero el fin de esta actividad no sería provocar el crecimiebto, sino permitirlo.