Nominalismo – J Lomba Fuentes – Summary

Nominalismo por J. Lomba Fuentes


A. Definición del Nominalismo: los conceptos universales no son más que nombres. Apenas podemos acceder al ser real. Lo importante es estudiar Lógica y Gramática. 45

B. Nominalismo en la edad antigua: Sofistas, Epicuros y Estoicos. 46

C. El Nominalismo del siglo 14: Producto de su época: Cansancio de la metafísica abstracta. 46

(1) Condiciones socio-religiosas de la época: emancipaciones: de cada nación respecto al imperio; del poder civil frente al Papa. Crisis religiosa buscando avivamiento. 46

(2) Situación Universitaria: Oxford pasa a estar de moda, con sus ejercicios lógicos 47

(3) Precedentes filosóficos: Agustinismo (voluntarismo, escepticismo) y Dun Escoto (todo es contingente) 47

(4) Rasgos generales del nominalismo del siglo 14: simplificación metafísica: el mundo es un reguerete de seres, cuya única conexión es la voluntad de Dios; nos cansa la metafísica, mejor estudiemos el lenguaje. 47

(5) Consecuencias del Nominalismo del siglo 14: aunque se condenó oficialmente, se extendió 48

D. Nominalismo en la edad moderna
. 48

Quintaesencia: Tras las épocas de la historia donde se abusa de la metafísica (qué son reamente las cosas) vienen épocas de cansancio metafísico donde sólo interesa el lenguaje y la lógica. El nominalismo implica un cierto pesimismo hacia la capacidad del hombre de conocer la verdad. El en siglo 14 el nominalismo surge como reacción a la metafísica aristotélica. Conlleva un voluntarismo: solo la voluntad de Dios mantiene con sentido al reguerete de seres que es la realidad.

A. Definición del Nominalismo: los conceptos universales no son más que nombres. Apenas podemos acceder al ser real. Lo importante es estudiar Lógica y Gramática

Doctrina según la cual los conceptos universales no serían más que nombres, con los cuales se designarían meras colecciones de individuos concretos. Se opone al Realismo que reconoce que hay una correspondencia entre las ideas y la realidad extramental, bien porque afirme que nuestros ideales corresponden a un mundo ideal de formas (Platón), bien porque sostenga que las ideas son abstraídas de las realidades concretas (Aristóteles).

Viene de: El Nominalismo deriva positivamente, de una insistencia en el singular concreto, y, negativamente, de un olvido de la realidad del conocimiento como unidad entre sujeto cognoscente y realidad conocida.

Deriva a: Gnoseológicamente lleva así al escepticismo (v.) y relativismo (v.). Antropológicamente el Nominalismo desemboca en un voluntarismo (v.) y en una ética de la pura acción, ya que al haber perdido el carácter unitivo del conocimiento no tiene otro camino para romper el aislamiento del sujeto que la acción por la que incide en el mundo.

Lugar del nominalismo en la historia de las Ideas: a todo movimiento de tipo racionalista o idealista y, en menor grado, a todo periodo de fuerte tensión metafísica ha seguido un periodo de Nominalismo ligado más o menos a una especie de escepticismo. Las filosofías racionalistas o idealistas llevan a la postre a un abstraccionismo y a una pérdida de contacto con la realidad. Por reacción entonces la especulación se vuelve hacia la gramática, la lingüística y, en último extremo, hacia los nombres, con el consiguiente desplazamiento de las cuestiones metafísicas y de la consideración puramente racional y conceptual de lo real. El escepticismo que surge ante toda aquella problemática es natural.

Este ciclo se observa en:

  1. el movimiento sofístico, tras los primeros balbuceos del despertar de la filosofía griega;
  2. con la Stoa y epicureísmo, tras los sistemas de Platón y Aristóteles;
  3. con el Nominalismo del siglo  XIV, después de toda la especulación filosófico-teológica medieval;
  4. con el empirismo que sucede al racionalismo cartesiano;
  5. con el positivismo posterior al idealismo;
  6. con el neopositivismo tras la fenomenología y la filosofía existencial.

B. Nominalismo en la edad antigua: Sofistas, Epicuros y Estoicos

Ya los sofistas se preocupan por el nombre, a propósito de la educación y la retórica. Protágoras, apoyado en Heráclito, afirma la inestabilidad de lo real; la consecuencia es que sólo podemos conocer lo que impresiona nuestros sentidos, de donde deriva un escepticismo y un relativismo que anula cualquier concepción universalista y absoluta de lo real. La palabra, tanto para Protágoras como para Gorgias, es el único acceso posible a lo real individual y subjetivo.

La problemática de los nombres es planteada por Platón y Aristóteles sacándola del contexto nominalista y dándole un sentido más amplio y veraz .

Por su parte, el estoicismo, asentadas sus bases sensistas y su teoría del conocimiento, del «término», de la ratio y de la res, ponen las bases para un posible Nominalismo Igualmente podemos decir del epicureísmo.

C. El Nominalismo del siglo 14: Producto de su época: Cansancio de la metafísica abstracta

(1) Condiciones socio-religiosas de la época: emancipaciones: de cada nación respecto al imperio; del poder civil frente al Papa. Crisis religiosa buscando avivamiento.

El siglo  XIV es el momento en que

  1. Las nuevas nacionalidades empiezan a emerger frente a la pretendida unidad imperial del Medievo: fragmentación paulatina de Europa.
  2. Escisión entre el poder civil y el papal. El Romano Pontífice ya no es el árbitro soberano de la política europea como en la Edad Media, sino que se ve incluso marginado, recluido y aun dividido con el cisma de Occidente.
  3. Todo ello provoca una profunda crisis religiosa, alimentada además por el cansancio de una especulación teológica excesivamente abstracta, que no llegaba en su pura teoría y sutileza al corazón de las masas cristianas. Manifestación de esta cri
    sis es la eclosión de numerosos movimientos pietistas, monacales, reformistas que, buscando una religiosidad auténtica.

(2) Situación Universitaria: Oxford pasa a estar de moda, con sus ejercicios lógicos

  • París ya no es con su Universidad el centro único unificador del mundo intelectual del Medievo. Junto a París está Oxford con un rango casi paralelo.
  • Fuera de estas dos grandes Universidades proliferan por Europa otras nuevas: Viena, Colonia, Heidelberg, Leipzig, etc.
  • Las Universidades se nutren de nuevos elementos: ya no son sólo los nobles y clérigos los que van a estudiar, sino la nueva clase dominante burguesa, clase media intelectual, profundamente nacionalizada y con pretensiones de realizar sus estudios y publicaciones en sus incipientes lenguas nacionales.
  • El cansancio de la especulación anterior, agustinista y tomista, lleva a un afán de novitates que cristaliza en un ambiente un tanto superficial de análisis gnoseológicos y lógicos, subrayados por el afán de imitar los ejercicios lógicos de Oxford, tan de moda.
  • La situación de la docencia universitaria se agrava por el hecho de que en muchas ocasiones hay cierta precipitación a la hora de crear nuevas Universidades, precisamente por el afán nacionalista de que cada país tenga sus propias Universidades. Ello implica la improvisación natural del profesorado y de las bibliotecas, con detrimento de la profundidad de la investigación; el pensamiento se queda a nivel de ejercicios lógicos, gramaticales y de análisis gnoseológicos.
  • Se sientan, con este avance de la lógica, las bases de la física que luego aprovecharán Galileo y Newton.

(3) Precedentes filosóficos: Agustinismo (voluntarismo, escepticismo) y Dun Escoto (todo es contingente)

De tradición medieval agustiniana, se toma su proceso de interiorización, unido a una cierta desconfianza de las potencias racionales humanas. Esto le llevaba a exigir para el logro de la Verdad universal la iluminación directa de Dios. Esto daba pie a que, una vez suprimida dicha iluminación, desapareciesen los conceptos universales y quedase el hombre sumido en un escepticismo radical en cuanto al valor veritativo de sus facultades.

De Escoto: se toma el conocimiento directo del singular, el contingentismo universal y el voluntarismo.

Averroísmo: el criticismo del siglo  XIV, en su vertiente nominal, echa mano del averroísmo  en cuanto que éste se opone a todo lo tradicional anterior.

(4) Rasgos generales del nominalismo del siglo 14: simplificación metafísica: el mundo es un reguerete de seres, cuya única conexión es la voluntad de Dios; nos cansa la metafísica, mejor estudiemos el lenguaje.

  • Aunque el nombre “nominalismo” viene del siglo 11, por la polémica de los universales, esta filosofía del siglo 14 coge el nombre de ahí, pero no rechaza el concepto de universal, simplemente lo redefine como un concepto lógico.
  • El mundo no es más que una pluralidad de cosas absolutamente contingentes e incomprensibles en sí mismas, que exigen la omnipotencia divina para que las mantenga en su ser y racionalidad.
  • Si bien hay una tendencia antimetafísica de tipo aristotélico, hay sin embargo, un nuevo tipo de metafísica: la metafísica del singular.
  • Se insiste sobremanera en el estudio analítico del lenguaje y de la lógica; y si bien la ciencia versa sobre lo universal, esta universalidad ya no es el concepto abstracto tomista, sino la universalidad de los términos y proposiciones concretas. La abstracción es la simple precisión de unos aspectos de la realidad concreta tomando unos y dejando otros que no interesan.

(5) Consecuencias del Nominalismo del siglo 14: aunque se condenó oficialmente, se extendió

  • Aunque la reacción inmediata ante el Nominalismo ockhamista fue la de rechazo oficial, esto no evitó la continua extensión de este forma de pensar: en las postrimerías del siglo  XIV rectores y cardenales de la Univiversidad de París se confiesan abiertamente “nominales”.
  • Esta rápida expansión se explica porque el Nominalismo, aunque errado en el rechazo de tesis claras de la metafísica, había sabido ver con especial fuerza un problema: el del lenguaje.
  • El nominalismo produjo un movimiento filosófico y teológico, en manos de una ciencia rigurosa: la del lenguaje, la de la lógica.

D. Nominalismo en la edad moderna

Tras el racionalismo cartesiano surge un movimiento que directa o indirectamente lleva a un nominalismo.

Hobbes
(+ 1679)  es el primero en subrayar la importancia del lenguaje y de la palabra. Su raíz es una concepción sensista y empirista del conocimiento. Se le presenta el pensamiento y los conceptos como algo evanescente; por el contrario, la palabra es la que fija e individualiza esos pensamientos, nos permite pensar por ella y con ella y nos hace accesible la comunicación a los demás por medio de los nombres y palabras. Con ello, el universal no es más que la acumulación de determinadas semejanzas observadas por los sentidos en un solo nombre. Por tanto, la verdad y falsedad residirá en esos nombres, y el pensamiento habrá de desarrollarse de acuerdo con determinadas y rigurosas reglas del lenguaje y de la lógica. Le siguen en esta dirección Locke, Berkeley, y Hume.

Neopositivismo (siglo  XX) o positivismo lógico, que al igual que el anterior positivismo, se opone a todo tipo de Metafísica, a la que pretende sustituir por un saber lógico-lingüístico unificante de todo saber humano que constituiría la «verdadera ciencia de todas las ciencias».

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