Origen y Naturaleza de la Iglesia – Joseph Ratzinger – Summary
Origen y Naturaleza de la Iglesia por Joseph Ratzinger
Tomado del libro “La Iglesia. Una comunidad siempre en camino” (1991) de Ratzinger, de un capítulo preparado originalmente para un curso de teología que dio a 100 obispos brasileños en Río en 1990.
A. ¿Cómo buscar la verdad de la Iglesia con la exégesis?
Existen tres generaciones de exégetas en el último siglo
(1) Exegesis liberal
Ve a Jesús como el gran individualista que libera a la religión de las instituciones cultuales, reduciéndola a la pura ética. Esta ética, a su vez, se fundó enteramente en la responsabilidad de la conciencia individual. Obviamente, ni se le ocurriría fundar una institución.
Con la primera guerra mundial se hunde el mundo liberal. Las grandes corporaciones políticas que se habían apoyado enteramente en la ciencia y en la técnica habían fracasado como autoridad moral. Se suscitó una fuerte exigencia de la comunidad en la esfera de lo sagrado. En la teología escandinava se desarrolló una exégesis cultual donde el culto era el espacio interior de la Biblia. El protestantismo alemán reconoció que el Mesías no tenía sentido sin su pueblo. Y se reconoció a la última cena un significado fundante respecto a la comunidad. Los teólogos rusos refugiados en Francia desarrollaron, apoyándose en esa idea, una eclesiología eucarística.
(2) Exégesis neoliberal
Después de la segunda guerra mundial la humanidad se dividió en dos campos, el de los mundos ricos inspirados de nuevo en el modelo liberal y el del bloque marxista que era portavoz de los pueblos pobres. En el mundo occidental neoliberal se volvió al esquema de reducir el Antiguo Testamento a sacerdote y culto y al Nuevo Testamento a profecía, carisma y libertad creadora. Su mensaje es esencialmente escatológico pero no porque hable del fin del mundo sino porque significa el fin de la religiones.
(3) Exégesis marxista
Esta contraposición entre sacerdotes y profetas puede muy fácilmente verse desde una perspectiva marxista: lucha de clases, que llevó a Jesús a la muerte por la lucha del pueblo contra los sacerdotes. Según esto se opone la iglesia institucional a la iglesia del pueblo. Ésta, del lado de Jesús lucha contra aquella para lograr una sociedad nueva y libre: el reino.
(4) Cómo encontrar la verdad de la exégesis
Con esto se ve que los grandes modelos interpretativos de la Escritura provienen de la orientación del pensamiento de las respectivas épocas. La hermenéutica a seguir tiene dos pasos 1) despojar a cada teoría de su talante ideológico contemporáneo pero reconociendo que en ellas hay acercamientos progresivos a la verdad, y 2) una renovada confianza en la continuidad interior de la memoria de la iglesia, que mantiene presente la enseñanza de Jesús.
B. El testimonio neotestamentario sobre el origen y la naturaleza de la Iglesia
(1) Jesús y la Iglesia
El anuncio de Jesús que leemos en el NT se refiere al reino de Dios, pero no a la Iglesia: la palabra reino de Dios aparece 122 en el NT, de ellas 90 en boca de Jesús. Pero en boca de Jesús “reino de Dios” no significa alguna cosa o algún lugar, es el obrar actual de Dios. Y Jesús mismo es la obra de Dios, su venida, su dominio. Por eso Mc 1,15 dice “el Reino de Dios ha llegado”, o lo que es lo mismo Dios ha llegado.
J. Jeremias dice “toda la obra de Jesús mira únicamente a reunir a pueblo escatológico de Dios”. Ya tenemos los dos elementos de la futura noción de Iglesia:
1) en el nuevo pueblo de Dios, en el sentido de Jesús, está inherente la dinámica por la que todos se hacen una sola cosa; y el punto de reunión del nuevo pueblo es Cristo.
2) Los discípulos piden a Jesús una oración común. En los grupos religiosos de esa época esto es un símbolo distintivo de la comunidad, según J. Jeremias. Esto demuestra que: tenían conciencia de comunidad; esa comunidad se unía a partir de la oración.
De aquí salen otros dos rasgos:
- Esta comunidad no era amorfa, tenía una estructura: un grupo de 12 —no se llamaron apóstoles al principio, sino “doce”—y otro de 72. Doce eran los hijos de Jacob, las tribus de Israel. Y setenta y dos es el número de todos los pueblos de la tierra
- En la ultima cena, transforma la Pascua judía en un culto tan nuevo que lleva a la comunidad fuera del templo. De hecho Jesús afirma que destruirá el Templo y hará otro mejor: anuncia el hundimiento del culto antiguo y con él el del pueblo antiguo y de su ordenamiento salvífico y promete un nuevo culto más elevado en cuyo centro estará su mismo cuerpo glorioso.
De aquí se saca que la última cena es realmente la estipulación de un pacto por el que se funda un pueblo nuevo. En este acontecimiento, Jesús encierra a sus discípulos en su relación con Dios y por la tanto también en su misión. Esta misión tiene como punto de mira a los “muchos”, a la humanidad de todos los tiempos y lugares. Los discípulos de convierten en pueblo por la comunión con el cuerpo de Jesús que es, a la vez, comunión con Dios. Solo a partir de este centro el pueblo de la nueva alianza es pueblo.
(2) La autodesignación de la Iglesia como Ekklesía
Tras haber visto los hechos fundantes de la Iglesia por Jesús, veamos la formación de la iglesia apostólica siguiendo dos pistas textuales: la expresión ‘pueblo de Dios” y la expresión “cuerpo de Cristo” en san Pablo.
La expresión ‘pueblo de Dios’ se aplica en el NT casi exclusivamente al pueblo de Israel, no a la comunidad de seguidores de Jesús. Ésta última se autodesignó como “ekklesía”. Este vocablo griego deriva del veterotestamentario “qahal”, traducida normalmente como “asamblea de pueblo”.
Estas asambleas, donde el pueblo se constituía como unidad cultual y, a partir del culto, como entidad jurídica y política, existían tanto en el mundo griego como en el semita. Sin embargo en la asamblea griega sólo se reunían hombres mientras que en la veterotestamentaria incluía a mujeres y niños. Esto se debe a que la griega se reunía para decidir lo que había que hacer, mientras que
la judía se reunía para escuchar lo que Dios tenía que decir y darle su asentimiento, según el modelo de la que se hizo en el Sinaí. Así Esdras hizo una qahal para re-fundar el pueblo. Y después, en el judaísmo tardío, cuando continuaba la dispersión y la esclavitud, fue aumentando la petición por una qahal convocada por Dios que volviera a refundar al pueblo.
Cuando la comunidad de seguidores de Jesús escoge este nombre, está declarando que esta oración se ha cumplido en ellos: Cristo es el Sinaí vivo. Quienes se acercan a él forman la asamblea elegida y definitiva de Dios (Heb 12, 18-24). Se comprende que no se usara la expresión pueblo de Dios, sino la que indicaba el centro espiritual y escatológico del concepto de pueblo. En el centro de esta asamblea está el señor mismo que se comunica en su cuerpo y en su sangre.
(3) La doctrina paulina de la Iglesia como cuerpo de Cristo
Existía en la filosofía estoica del tiempo de San Pablo el concepto de que el Estado es un cuerpo del que todos somos miembros, y cada uno debe realizar su función distinta. Pero la riqueza del concepto de Cuerpo de Cristo en San Pablo no se limita a una observación sociológica, que ya había visto Platón. La doctrina de San Pablo tiene origen intrabíblico:
- La noción semita de personalidad corporativa: todos somos Adán, un único hombre en grande.
- La eucaristía, dónde el Señor nos da su cuerpo, (cuerpo en sentido semita donde cuerpo es el yo del hombre que no se agota en lo corpóreo. Comunión significa la fusión de dos existencias. Los que comulgan son todos asimilados a ese pan.
- La filosofía del amor bíblico, donde dos esposos se hacen una nueva y única carne.
Por tanto la fórmula “la Iglesia es el cuerpo de Cristo” afirma que en la Eucaristía, en la que Cristo nos da su cuerpo, y hace de nosotros un solo cuerpo, es el lugar donde nace la Iglesia