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No a los derechos humanos

No a los derechos humanos

La idea de que el hombre se desarrolla acumulando derechos proviene del concepto moderno de la libertad como la ‘capacidad de hacer cosas’. Los derechos humanos en este sentido son como un mínimo de capacidad que habría que asegurarle a cada persona.
Pero resulta que la libertad no es ‘tener opciones’, sino el dirigirse uno mismo hacia su propio fin. Pudiera yo no tener ninguna opción y seguiría siendo libre.
Por lo tanto, acumular derechos no es lo que me hace crecer, ni darle derechos humanos a la gente es lo que mejora el mundo.
Lo que hace al hombre crecer es ayudarle a ver y animarle a seguir su camino: la forma en la que cada uno está destinado a ayudar a hacer el mundo mejor.

El divorcio debería ser delito

El divorcio debería ser delito

La moral moderna tiende a juzgar a los actos por sus consecuencias. Esto no es un buen criterio Pero,si esto es así, debiera entonces tipificarse el divorcio como un delito. Ya están comprobados los destrozos que produce en los niños el que se les rompa su familia. Si multaríamos a quien robe una bicicleta a un menor, qué no debemos hacer al que le rompe su hogar.

No a los países, sí a las ciudades

No a los países, sí a las ciudades

Una comunidad, es demasiado grande cuando, al mirar a las personas que lo componen, los ve como ‘iguales’ unos a otros, como si fueran números. Una comunidad no puede perder de vista la unicidad de cada mienbro. Por eso, la sociedad perfecta es la familia y, después, la ciudad. Más arriba de ciudades (lo que hoy llamamos países) no son comunidades sino coalicciones. Su valor es minúsculo.

Sí a los privilegios

Sí a los privilegios

Las leyes son ordenamientos de las conductas humanas que pretenden ser universales (“erga omnes”).
A pesar de lo orgullosos que estamos en Occidente con ellas, hay poco futuro para este tipo de arreglos en la sociedad, pues cada persona tiene unas circunstancias tan distintas que es poco lo que puede generalizarse.
Es más natural que haya leyes privadas: para los niños, para las mujeres, para los ancianos. Leyes privadas = privilegios.
Pero aunque hagamos leyes privadas, tenemos que promulgar las normas con mucha humildad, sin pretender que captan y garantizan la Justicia, porque la complejidad de la vida humana hace que sea muy difícil racionalizar todas las posibles circunstancias de una actuación y expresarlas en papel.

No al derecho a la vida

No tiene sentido el concepto de ‘derecho a la vida’ ni ‘derecho a la felicidad’ (¿a quién se lo exijo?). Lo que existe es una obligación de vivir y una obligación de ser feliz, que significa una obligación de conocer la verdad y amar el bien.
Son obligaciones porque, en el caso del ser humano, a diferencia de los otros seres, no existen automatismos que nos lleven a cumplir plenamente nuestro fin (ser felices): tenemos que obligarnos.

¿Por qué soy evolucionista?

¿Por qué soy evolucionista?

No soy evolucionista porque se haya probado está teoría. La Ciencia no puede probar casi nada (la prueba es una quimera mstemática) Lo que puede hacer es proponer explicaciones. Y medir cuáles se ajustan más a los datos.
La Evolución, entendida como la existencia de un ancestro común, es una de las mejores explicaciones de la historia natural que conozco hasta ahora. Por eso soy evolucionista  (hasta que aparezca otra explicación más completa).