Relativismo y positivismo: miedo a la verdad

 

RELATIVISMO Y POSITIVISMO

Abr2004

+ Estamos asistiendo a un intento mundial de lograr que el matrimonio entre personas del mismo sexo tenga la misma validez jurídica que el matrimonio tradicional. Posiblemente sentimos que esto est· mal. Pero probablemente si entramos a debatir con alguien sobre este asunto no tengamos argumentos sólidos para defender nuestra posición.

+ Un argumento que se nos vendría r·pidamente a la boca sería que la Biblia dice no se casen hombres con hombres. Pero este argumento aunque es v·lido en el orden ontológico, no lo es en el orden lógico. Porque sabemos, por las otras clases, que las cosas no son buenas o malas porque lo diga la Biblia, sino que la Biblia lo dice porque las cosas son buenas o malas. Adem·s es un argumento poco eficiente para mover y convencer.

+ Nuestro problema es que no tenemos herramientas para desmontar el siguiente argumento íyo no soy partidario de que se casen los homosexuales, pero si ellos creen en ese matrimonio, yo no puedo impedírselo, ni quitarles la protección de la leyî. Con este mismo tipo de argumento ípara mí no pero para los dem·s tal vezî es que se han aparobado leyes por divorcio o aborto en casi todo el mundo, siendo que la mayoría de la gente piensa que estas cosas no son buenas.

+ Y no tenemos argumentos sólidos contra esto porque vivimos en sistema de valores con dos defectos Èticos: 1) no sabemos distinguir entre bienes y preferencias, y no captamos lo que son bienes absolutos, para todo el mundo: vivimos en una Ètica relativista. 2) confundimos legalidad con moralidad: pensamos que la ley define lo que se puede y no se puede hacer; y pensamos que las cosas son malas porque hay una ley que las prohibe (ejemplo del letrero: íen esta empresa est· prohibido el robo de herramientasî o en la AMA ívandalizar propiedad p·blica es un delito prohibido por la leyî).

+ Si nosotros no salimos de estas dos trampas Èticas no podremos argumentar efectivamente contra los que promueven una ley a favor del aborto, del divorcio o del matrimonio homosexual. Una vez que se ha caido en estas trampas es imposible argumentar CON LA L”GICA contra el argumento de que ísi para ellos es bueno, hay que darles un espacio legal para que vivan la vida como ellos piensan que debe serî. Y como los jueces, que son los que han introducido estas leyes, toman sus decisiones POR L”GICA (no por popularidad ni por conveniencia política) entonces se explica como se van aprobando cada vez m·s leyes degradantes de la sociedad, a pesar de que la gente individualmente en su mayoría no quiera degradarse.

+ Con lo cual hemos llegado a la conclusión de que dos de las cuestiones m·s importantes que tenemos que tener claras en nuestra formación Ètica son: 1) ¿existen bienes absolutos, formas de vida que le van a hacer bien a todo el mundo, aunque a algunos no las prefieran? 2) ¿es todo lo legal, por el hecho de serlo, tambiÈn moral; es lo ilegal tambiÈn inmoral?

+ Para poder resolver la primera cuestión sobre si existen bienes absolutos es necesario que entendamos lo que significa criterio y verdad. Respondamos esta pregunta: ¿pueden los estadistas o independentistas hacer gestiones para conseguir la estadidad o la independencia para Puerto Rico? Si consiguen la estadidad, van a imponer un status a un país donde la mitad de la gente no lo quiere. ¿Est·n haciendo algo inmoral e indebido cuando intentan avanzar su causa? Intuitivamente todos sabemos que un estadista o un independentista puede (e incluso debe) hacer que avance la causa estadista. Pero no sabemos como justificar que una persona imponga sus ideas sobre otras. Para justificar esto hay que entender a fondo la diferencia entre verdad y preferencia o gusto. Hay una verdad: o Puerto Rico est· mejor como estado que como otros status (objetivamente, todos los ángulos en conjunto) o no lo est·. Esto no es opinión. Si es cierto esto, uno tiene moralmente la obligación de llevar a todo Puerto Rico a la estadidad o independencia, aunque haya gente que piense que no va a ser mejor. Porque cuando llegue la estadidad van a estar mejor todos, los que la buscaron y los que no. Tenemos la obligación de hacer este mundo mejor, de acercarlo a la verdad. Por otro lado, la preferencia es la inclinación subjetiva por algo que no es objetivamente mejor que su contrario: un pantalón azul no es mejor que uno crema. Así como hay una necesidad moral de llevar a la gente hacia el bien y la verdad, no la hay de convencer a la gente de nuestras preferencias. El que exista un bien objetivo (un verdad fuera de las preferencias subjetivas) es lo que fundamenta el que una persona pueda (deba) tratar de llevar a la sociedad, a los dem·s, en una dirección determinada. Si yo creo que la pr·ctica del aborto es un mal para las personas y la sociedad, tengo la obligación de tratar que el Estado lo prohíba. Esto no es imponer una preferencia, es mejorar la sociedad. Los verdaderos bienes son bienes para todo el mundo y cada uno a de tratar que cada uno los acepte y valore como bienes. Pensemos en el respeto a la naturaleza, en el ecologismo. S uno est· convencido de que hay que respetar el ambiente, por ejemplo, est· moralmente obligado a contribuir, seg·n su vocación, para que los dem·s lo vean así: aunque haya gente que diga que prefiere las casas a los bosques: lo cierto es que estar· mejor con m·s bosques.

+ La segunda trampa de la que tenemos que salir es la del positivismo jurídico: 1) pensar que el fundamento del poder de las leyes es el poder del estado: las leyes obligan porque han salido de la gente que tiene el poder. 2) pensar que las cosas son malas porque lo prohíben las leyes 3) pensar que a una ley se le debe obediencia porque ha emanado de un poder legítimo con la formalidad prevista.

+ Si este fuera en fundamento de las leyes, la ley perdería su poder sobre el espíritu del hombre, porque se trataría en el fondo de la voluntad del m·s fuerte y del m·s astuto, que logra que se aprueben sus leyes. La gente, en esta situación, obedece las leyes solo en la medida en que haya una fuerza que las haga cumplir. Si la posibilidad de que me cojan es pequeña, hace sentido arriesgarse a tratar de beneficiarme de violar la ley. Cuando esta actitud se generaliza, es lo que se llama la corrupción del sistema.

+ øCu·l es entonces el fundamento de la autoridad de las leyes? Las leyes toman su fuerza en que est·n basadas en la ley natural: una ley impresa en el corazón de todos los hombres que les señala dónde est· lo bueno y lo malo. No hay que creer en ninguna religión ni en ninguna iglesia para aceptar esto

+ Un estado que aprueba el divorcio o el aborto no tiene autoridad para prohibir el robo o la eutanasia. Porque es un Estado que ha renunciado a basar sus leyes en la ley natural y se ha puesto a sí mismo como fuente de legalidad. Pero una persona que no crea en ese Estado si puede robar·, y si le conviene tratar· de que se apruebe la eutanasia y nadie tendr· un argumento v·lido para impedírselo.

+ Estos son los autÈnticos males de nuestra sociedad.