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No trabajar en la casa, pero cerca

No trabajar en la casa, pero cerca

Trabajar en la casa no es algo muy natural (es decir, no es algo muy bueno). Pero menos natural es no dormir en la casa porque se trabaja demasiado lejos.
Esto nos puede dar una idea del tamaño máximo que deben de tener las comunidades.

No a la compra-venta de trabajo

No a la compra-venta de trabajo

Una de las consecuencias del capitalismo ha sido el convertir el trabajo en una mercancía que se vende y se compra, en una transacción comercial.

Está llegando la hora de convertir la relación laboral de una comercial a una asociativa:  las personas se unen unas a otras para poder hacer más. Y en una asociación no hay compradores ni vendedores de trabajo, tan sólo intereses comunes y repartición de los resultados en proporción a lo aportado por cada uno.

El peor invento del siglo 20: el retiro

El peor invento del siglo 20: el retiro

El retiro, la jubilación, es uno de los peores inventos del hombre en el siglo 20. Es tan antinatural, que va a causar la quiebra del sistema económico que conocemos.

Cómo debe ser el salario mínimo

Cómo debe ser el salario mínimo

Por un lado, es un distintivo humano el compromiso en cada comunidad de que ningún miembro de la misma se quede atrás, descolgado. Esto se manifiesta primero con los niños y ancianos, luego con los enfermos y necesitados. Y esto, con independencia de los méritos del ayudado.
Por otro lado, no debe usarse un  “precio artificial” fijado por un ente racional a mucha distancia del lugar de la transacción . Hay que reconocer la superioridad de la inteligencia colectiva del mercado (para el tema de fijar precio).
Uniendo estos dos principios sale una regla medianamente operativa: cada salario debe ser libremente negociado; pero la diferencia entre el salario negociado y el mínimo para supervivencia, la cubre la comunidad (el estado). Es decir, el papel de estado no será fijar el salario mínimo, sino pagar la diferencia entre el salario actual y el mínimo.

Crear empleos no implica crear riqueza

Crear empleos no implica crear riqueza

Una plaza no es un trabajo, y crear un empleo no implica crear riqueza.

Una plaza es una definición de tareas a las que se les ha asignado un dinero, típicamente de un presupuesto público. Un empleo es una actividad que mantiene a una persona ocupada a cambio de un sueldo. Ninguno de estos dos conceptos implica una generación de riqueza, y no deben, por tanto, ser objetivo de la política.

Se pueden multiplicar los empleos a base de darles menos herramientas a los trababajadores: en vez de cavar un canal con palas, cavarlo con cucharas, requiriendo muchos más hombres. Pero aunque tenga a más adultos ocupados, se crearía la misma cantidad de riqueza: el valor finalmente tenga el canal para la comunidad.

Con la Revolución Industrial, la actividad económica tomó una forma mecánicista: se inventaron las factorías y empresas: lugares donde se organizaba la actividad de las personas como si fueran una gran máquina, cada persona haciendo una tarea especializada. Aparecieron entonces las plazas, y apareció, así, el desempleo: gente que no conseguía engranarse en estas máquinas humanas.

Desde entonces se empezó a creer que es una obligación de los gobernantes el crear plazas y empleos.

Pero esto ha sido un engaño: lo que debe promover el gobernante es que se cree riqueza en su comunidad. Y esto no se mide por la cantidad de plazas creadas, sino por la cantidad de nuevas necesidades cubiertas por el trabajo de las personas. Y esto, a su vez, se mide, típicamente, por el precio pagado por esos servicios (algo que se debe mejorar).

O sea que el papel de un gobernante debe ser, entre otros, ayudar a que se aumente la productividad de su gente. Y aumentar la productividad no implica necesariamente que se produzca más, sino, también, que se produzca lo mismo con menos esfuerzo.

Ojalá que los robots eliminen todos los empleos

Ojalá que los robots eliminen todos los empleos

Nos engañamos pensando que, tener muchas personas ocupadas a cambio de un salario, es lo que hace rica a una nación. Esto lleva a la falacia china: se crean más “empleos” haciendo un canal con pico y pala que con máquinas, pero esto no hace más rica a la comunidad, porque entonces, cambiar las palas por cucharas, crearía muchos más empleos.
Si los robots hiciera todo lo que los trabajadores hacen ahora, si destruyera todos los empleos y cada persona pagara al dueño del robot por la utilidad de lo que hizo, seríamos mucho más ricos: nos estaríamos dedicando a lo que de verdad nos llena, y no puede hacer un robot: hacer un mundo mejor en interacción con los demás.
Dejemos de pensar que lo que nos enriquece es tener a los adultos ocupados a cambio de salarios. Esto no es trabajar, es comerciar. Lo que nos enriquece es ser nosotros mejores en un mundo mejor, y para esto, no necesitamos que nos paguen.

¿Quién inventó el empleado?

El pagar a las personas por las horas pasadas en el lugar de trabajo (en lugar de por la cantidad de trabajo realizado) fue un invento de la revolución industrial. Cuando se inventaron las casas de máquinas (factorías) era más importante para los dueños que hubiera gente siempre junto a ellas, alimentándolas, que el medir el trabajo de cada individuo. Se empezó a pagar por horas.
Con esto se inventó el empleado, que es una pieza de un sistema mecánico de producción: una extensión de las máquinas.
Igual que no permitimos que una persona quiera vivir como una planta (encerrado, respirando y bebiendo) no debemos permitir que existan empleados. Todos debemos ser dueños de nuestro trabajo y vivir, por tanto, de sus frutos, en proporción a su valor.

¿Por qué hay gente que regala su trabajo?

¿Por qué hay gente que regala su trabajo?

Para lograr que alguien haga algo, no hay que pagarle: basta con mostrarle que, lo que va a hacer, es valioso, es apreciado por los demás.
Tumbemos la construcción economicista de que el trabajo es un servicio que se compra con un salario.

No a la jubilación

No a la jubilación

No debiera haber un sistema de retiro: no debemos retirar a nadie. Que todo el mundo trabaje hasta que se enferme.
Lo que sí debe haber es un ‘sistema’ (un apoyo de la comunidad)  para cuidar enfermos: esto es lo natural.

el juguetero que inventó el capitalismo

El juguetero que inventó el Capitalismo

El capitalismo no lo empezó Adam Smith en 1776, con la Riqueza de las Naciones, sino Mathew Boulton, un ‘fabricante de juguetes’ quien, 10 años antes, inventó la primera fábrica con líneas de producción: una forma de trabajar donde los obreros son extensiones de las máquinas. Así son todavía los empleados de las empresas modernas.