Cómo amar los defectos de uno
Amar los defectos y limitaciones que tenemos (con nuestro temperamento, por ejemplo), no significa rendirse ante ellos, sino aceptar con alegría el hecho de que tengamos que luchar ahí.
Si tengo tendencia, por ejemplo, al alcoholismo, no debo entristecerme por ello. La forma de crecer a la que estoy llamado consiste en luchar para dominar (hacerme el dueño) de esta tendencia. Mis defectos son una concreción de mi vocación.