¿Son nuestras ideas la cima de nuestro viaje hacia la verdad? ¿Son nuestras ideas el más valioso fruto de la mente humana? ¿Debemos por tanto venerarlas y defenderlas ?
Ya hemos hablado en otros programas como, para vivir bien, no hay que ser feliz, sino tener una vida con sentido. Y, para que las cosas tengan sentido, el camino es insertarlas dentro de una narrativa, de una historia donde se incluyan las cosas buenas y las malas que nos han pasado.
Una de las mejores narrativas que hay, es la de la Evolución, la creencia en que la vida proviene de un origen y camina hacia un destino, que la finalidad de la Naturaleza es pasar vida hacia adelante.
Dentro de esta narrativa de la Evolución, que no es lineal, hay momentos estelares, de gran Impacto. La Evolución va sacando, una detrás de otra, formas de vida que nos dejan boquiabiertos, en un ah!!
Uno de esos momentos estelares es cuando aparecieron sobre la tierra unos animales que tenían, para bregar con su ambiente, una herramienta nunca vista antes.
El animal es una especie de mamífero, y la herramienta consiste en una forma novedosa de procesar información del ambiente. está firma de procesar información se llama abstracción, y consiste en extraer de las observaciones unos rasgos que son válidos para una gran cantidad de sensaciones. La abstracción consiste en extraer de la información sensorial, no sólo un estímulo, como todos los seres vivos, sino una idea. Cómo ya habrán adivixado, este animal que es capaz de extraer ideas de la información se sitial es, ni más ni menos, que el ser humano.
La idea es una tecnología increíble para maximizar nuestro fitness en el ambiente, pues permite “proyectar” es decir, ver representaciones en la mente de lo que sería la realidad en una cirscustancia distinta y está proyección permite, por ejemplo, planificar que consiste en decidir los medios que voy a necesitar para resolver un problema antes de estar frente al problema. También el uso de ideas va a permitir que surja el lenguaje.
Lo que yo quiero señalar ahora es que las ideas son, para efectos prácticos , una tecnología, una forma de manipular la realidad.
Y todas las tecnologías tiene un peligro. Pues todas las tecnologías son aumentos del poder del hombre. ¿Y qué ocurre cuando el hombre experimenta un aumento de su poder? Se obnubila, se ofusca, se ciega, se derrite, que son las cosas que le ocurren al humano cuando segrega grandes cantidades de dopamina. Esto es lo normal al encontrarse en la manos con cualquier herramienta, sea una cuchara, un cuchillo o un celular. Todos somos testigos de cómo nos aferramos a las cosas que nos hacen segregar dopamina, como es el triste caso de la adicción a las pantallas que tenemos al presente.
Pues bien, si las ideas son una tecnología, una herramienta poderosa, de las más poderosas , porque está en la base de todas las demás. Si las ideas nos dan tanto poder, en casi seguro de que también nos dan una cierta ceguera, una cierta adicción.
Y de hecho, esto es lo que vemos que ocurre, y este es el propósito de este episodio, alertar sobre el peligro de las ideas.
Cuando nosotros damos a luz una idea, por ejemplo cuando descubrimos las causas que producen un cierto efecto, o detectamos una cierta forma de ser de los individuos de ciertos zonas, etc, sin ser muy conscientes, esa explicación que logramos de una faceta de la realidad, nos llena de placer y seguridad. Y, aquí está lo peligrosos, nos convencemos de que quien no está viendo la realidad como nosotros , usando nuestras ideas, en una persona menos que nosotros, o más peligrosamente, enemigo nuestro.
Claro está , en sentido de este episodio no es animarnos a no tener ideas. Mi propósito es convencernos de que tratemos a las ideas con el mismo cuidado, con la misma vigilancia que debemos tener frente a todas las tecnologías y materiales peligrosos: con el cuidado del que sabe que algo que maneja, le puede hacer daño, con el cuidado con el que manejamos las armas
En resumen, para recapitular, … las ideas, como herramienta para enfrentarse a la realidad es netamente superior a la sensaciones e incluso a las emociones. Pero, las ideas tienen un peligro, el mismo que tienen todas las tecnologías, y es que pueden embobarnos, obnubilarnos, y enamorarnos injustamente de ellas. Por eso, el takeaway de este programa es no le demos demasiada importancia a nuestras representaciones de la realidad: no nos enamorarnos de nuestras ideas
EN RESUMEN:
1 Las ideas son un producto en la mente del hombre, que logra abstraer lo que es común a variados fenómenos, usando la abstracción.
2 Las ideas son una forma de enfrentarse a la realidad más poderosa que el simple procesamiento de sensaciones que tienen otros animales.
3 En este sentido, las ideas son una tecnología para bregar con el ambiente.
4 Pero las tecnologías, como son siempre aumentos del poder para el humano, tienden a producir segregación de dopamina, el enamoramiento que el hombre siente ante lo que aumento su poder, a sus “armas”. Y, como todos los enamoramientos injustos, le damos a lo querido más importancia de lo que debe tener, pudiendo darse que nos volvamos más ciegos que antes de tener la idea.
5 Conclusión, las ideas son una herramienta muy útil, pero, ojo! No te enamores de tus ideas.
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2023-01-15 20:07:002023-03-05 20:10:43No te enamores de tus ideas (Ep 5, 7 min)
El hombre es el animal que imagina su muerte – Ep 9
El ser humano es un animal que puede imaginar. Imaginar es proyectar un esquema de la realidad en su mente y darle vueltas, es decir, verlo desde otro ángulo, incluso proyectarlo en el futuro. Por lo tanto, el hombre es el animal que proyecta el futuro.
Así, de esta forma llega al conocimiento que no tienen los otros animales, la certeza de su propia muerte. Este conocimiento de su mortalidad obliga a plantearse preguntas muy fuertes. Específicamente, ¿qué sentido tiene la vida? ¿qué sentido tiene esta carrera por sobrevivir? Que se sabe que siempre acaba en fracaso entrópico, es decir, en la muerte, el triunfo del desorden, de la descomposición sobre el orden que es la vida.
Sin responder a esta pregunta, el hombre no tendría fuerzas ni para levantarse de la cama cada mañana. ¿Para qué trabajar? ¿Para qué luchar por evitar el hambre si al final la vida no puede mantenerse? Claro está, esto son preguntas teóricas, porque en la práctica todo niño está deseoso de salir de su cama, porque está convencido que le espera un mundo lleno de misterio, que es un sentido esperando ser desvelado. Esta suposición de que el mundo tiene sentido a los pensadores le llena de perplejidad.
¿Por qué casi todos los hombres tienden a suponer que la vida tiene un propósito, en vez de suponer lo que sería más fácil o más sencillo? Suponer que mientras no se demuestre lo contrario, la realidad carece de estructura, de finalidad. Si repasamos la historia, típicamente el hombre tiende a creer que hay un poder superior, que es quien ha establecido este orden natural por distintas razones. También típicamente el hombre, sobre todo después de los griegos, tiende a pensar que detrás de esta mortalidad evidente, el hombre goza de una cierta inmortalidad, bien sea por reencarnación, por resurrección o por el paso a otro tipo de vida.
Y se han dado no pocas explicaciones materialistas también a estas preguntas de por qué estamos aquí, preguntas de origen y para qué estamos, preguntas de destino. Estas respuestas, llamadas materialistas, tienden a decir que en definitiva la realidad existe sin razón ninguna, es decir, por chance, por azar, por probabilidad. Claro está, aquí no vamos a responder a la pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? Sobre todo porque el sentido de la vida es personal, es decir, cada persona tiene que encontrar qué es lo que tiene que buscar en la vida y por qué tiene que buscar eso.
Y esta explicación personal tiene que darle sentido a todo lo que es la vida de cada persona, a todos sus sucesos, a toda su valoración del ambiente en el que está, de su historia. Lo importante aquí es que caigamos en cuenta de que después de darse cuenta de su mortalidad, el ser humano no puede vivir, no puede ni amarrarse los zapatos sin responderse a la pregunta ¿qué sentido tiene mi esfuerzo?, ¿qué sentido tiene la vida?
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2023-01-11 22:28:002024-04-11 22:30:28El hombre es el animal que imagina su muerte - Ep 9
Se llama posmodernidad a la forma de ver el mundo que tenemos al presente en Occidente, es decir a nuestro worldview o cosmovisión. Pero espera un momento, si estamos en la posmodernidad, ¿significa esto que ya hemos superado la modernidad? Esto sería algo muy serio, pues la modernidad, dentro de la historia de las ideas, sea posiblemente una de las épocas más importantes de la humanidad. La modernidad está, en mi opinión, a la altura de lo que se conoce, siguiendo a Jaspers, como la época axial, en los siglos 8 a 6 a.C., los siglos en que se pusieron por escrito las grandes narrativas religiosas como los Upanishads y Buda en la India, Confucio, el legalismo y la Otseda en China, la Biblia en el Levante y Zoroastro en Persia.
La modernidad es como una segunda época axial. ¿En serio que se ha acabado algo tan gigante y no nos hemos enterado? ¿Cuándo y cómo fue esto? No se vayan, porque estamos Buscando Respuestas. Buscando Respuestas, el podcast donde Bobby López explora las preguntas que la filosofía cotidiana nos propone.
Tengo que confesar algo aquí. La modernidad es mi tema favorito y lo que voy a dar a continuación es un resumen de siete líneas sobre en qué consiste la modernidad para poder entonces llegar al tema de cómo fue que empezó la postmodernidad. Primera línea.
La modernidad es una cosmovisión que se empezó a fraguar en las primeras universidades europeas en el siglo XIV, pero que tomó cuerpo en la reforma protestante del siglo XVI y triunfó definitivamente al final de la guerra de los treinta años en el siglo XVII. Número 2. Consiste en un nuevo atomismo, es decir, un convencimiento de que la verdad de las cosas está en sus componentes más íntimos más que en su posición en el todo. Número 3. En vez de buscar la verdad, se pone énfasis en esta época en buscar la certeza, cómo estar seguro de lo que conocemos, más que en tener una explicación para todo, una narrativa.
Surge así la ciencia moderna. Número 4. Su sello es el individualismo. Cada individuo tiene la obligación y el derecho de ser feliz.
La plenitud ya no es una empresa comunitaria. Número 5. La religión deja de ser un aglutinador de la vida social para pasar a ser un sentimiento privado e íntimo. Número 6. Cada persona, por lo tanto, tiene que definir lo que está bien y mal para ella.
Las normas no definen ideales, sino simplemente formas de no aplastarse entre todos. Y número 7. La política se entiende más como un contrato entre muchas partes que en el cultivo de una comunidad. Y el protagonista de la política pasa a ser, desde el siglo XVII, el Estado Nacional, en sustitución de la comunidad local.
Esta nueva forma de ver la vida, la modernidad, vino acompañada de enormes éxitos en lo económico. Esto despertó un optimismo tan grande que se llegó a creer que habíamos descubierto el secreto de la felicidad y la salvación del hombre. La fórmula consistía en aplicar todo lo que descubría la ciencia a la producción, es decir, la tecnología, unido con un respeto sagrado a las leyes.
El descubrimiento de esta fórmula del éxito trajo tanto entusiasmo que se creó un ideal de desarrollo, un convencimiento de que la humanidad sólo podía ir a mejor, siendo cada época superior a la anterior. Por eso, en el siglo XX, nadie pudo explicarse lo que pasó. Una gran guerra, que nosotros dividimos en dos, pero que la historia verá como una sola, que se batalló en todo el mundo y donde murieron 80 millones de personas, un 22% de la población que había en Europa en esa época.
Murieron en otros continentes también. Tras eso vino el miedo, con la Guerra Fría, a la destrucción nuclear. Y con esto, ya en 1968, la esperanza en la tecnociencia estaba completamente perdida, sin que haya aparecido nada que la sustituya.
Bienvenidos a la posmodernidad. La posmodernidad es, por tanto, una época de vaciedad existencial. Experimentamos entonces con distintos tipos de narcóticos culturales, el consumo en los 1950, el sexo con la Revolución Sexual de los 60, las drogas en los 70 y, en el siglo XXI, las pantallas.
Con esto, no hemos resuelto nuestros problemas de falta de sentido. Seguimos sin saber por qué vivir, pero al menos hemos logrado no tener que pensar, no tener que mirar a nuestro vacío. En conclusión, la posmodernidad no es, por tanto, lo que sigue a la modernidad.
No es otra cosmovisión. La posmodernidad es una modernidad, pero sin confianza en el desarrollo lineal y perpetuo. La posmodernidad, nuestra época cultural, es una modernidad sin esperanza.
En resumen, número uno, la modernidad es la forma de ver la vida dominante en Occidente del siglo XVII. Consiste en entender la vida desde el punto de vista individualista y pragmático, que huye de las grandes narrativas tradicionales. La comunidad es, en el fondo, un contrato entre distintos individuos con distintas voluntades que, gracias a las leyes, pueden vivir sin hacerse daño.
Número dos, esta forma de manejar la realidad vino acompañada de un desarrollo económico y social tan grande que se pensó que la humanidad, a partir de ese momento, sólo era capaz de ir hacia adelante. Número tres, sin embargo, la gran guerra del siglo XX y el miedo después a la destrucción nuclear del planeta provocaron que esa gran esperanza en el desarrollo imparable se detuviera. Número cuatro, el vacío que dejó esta pérdida de sentido ha podido ser llenado con distintos narcóticos, consumo, sexo, drogas o pantallas.
Número cinco, por lo tanto, la posmodernidad no es otra forma distinta de ver la vida que la modernidad. La posmodernidad es una modernidad a la que se le quitó la esperanza en un desarrollo automático. Gracias por escuchar Buscando Respuestas.
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https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2023-01-11 22:25:012024-04-11 22:26:42Postmodernidad es modernidad sin esperanza - Ep 12
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2023-01-07 22:09:002024-04-07 22:12:49Quien decide lo que esta mal Dios el Hombre o la Naturaleza - Ep 8
Saben ustedes que en algunos países se ve feo señalar con el dedo, que en algunas latitudes es de buena educación hacer ruidos al comer, como eructar o sorber. Saben que regalar flores se ve mal en ciertas regiones. En algunos países los hombres se besan las mejillas al saludarse, pero en otras esto no se entiende.
Todos sabemos que en otras épocas se veía mal que las mujeres usaran pantalones, pero no en nuestra época. ¿No nos indica esto que lo que es correcto o incorrecto varía con las culturas y varía con el tiempo? ¿No debemos concluir con estos ejemplos que las normas morales sobre lo que está bien y lo que está mal tienen su origen en convenciones humanas?
La primera o más común donde ponen la moral en la voluntad de los dioses que deciden lo que está bien y lo que está mal. Hemos analizado también las respuestas más naturalistas donde la naturaleza exige de seres vivos un cierto comportamiento para poder vivir. Y vamos a analizar en este episodio el tercer gran grupo de teorías sobre la moral que es el origen de la moral es convencional.
Que los hombres de cada lugar y de cada tiempo deciden los comportamientos que no se van a admitir en esa colectividad. Vivimos en una época de pensamiento que se conoce como modernidad. Que abarca más o menos los últimos 500 años y que se caracteriza por una gran centralidad o importancia de lo individual como opuesto a lo colectivo o a lo sistémico.
En estas épocas más individualistas, que ya ha habido varias en la historia, se puede o se tiende a pensar en el caso más extremo que cada individuo puede definir lo que está bien y lo que está mal. Normalmente dentro de los límites de que no moleste a los demás, que es el dogma, el gran dogma individualista. Con esta visión de la persona es típico que se piense que las normas morales son casi todas de naturaleza convencional.
Es decir, acuerdos o convenciones entre personas. Acuerdos orientados sobre todo a que nos respetemos unos a otros, a organizarnos para no pisarnos los pies. No se trata de que las normas no existan en estas épocas individualistas, sino que las normas no tienen como fin orientarnos a que respetemos la naturaleza o los dioses, como las otras dos visiones morales anteriores que vimos, sino que su fin es que respetemos la individualidad de cada uno en la orientación que éste decida darle a su vida.
Normalmente este relativismo moral suele provocar lo que se puede calificar como un bajo tono moral o baja moralidad, en el sentido de que las morales sociales o convencionales, estas morales sociales, son morales de mínimos, lo mínimo que tienes que hacer para no molestar a los demás. Las morales de mínimo tienden a no poner ideales a las personas, más allá de no incordiar para no ser incordiado, más que lograr grandes gestas heroicas. Pero tenemos ahora que hacer un parón y preguntarnos, ¿es lo mismo el que las normas morales sean variables con las culturas y los tiempos, a que esas normas sean convencionales, es decir, creadas tan sólo por una convención o un acuerdo entre los hombres? ¿Es lo mismo cultural que convencional? Existen muchísimas normas que son convencionales, si guiamos los carros por la izquierda o por la derecha, si tenemos que pagar el 7% o el 17% de impuestos, si el permiso x lo otorga tal o cual instrumentalidad pública, y podemos ver fácilmente que estas normas pueden ser muy convencionales y por lo tanto variantes.
Pero analizamos por un momento lo que es la cultura, para ver si lo que se impone culturalmente es todo arbitrario, es decir convencional, o hay algunas reglas que tienen que seguir esas reglas culturales. Acudimos aquí a nuestra narrativa favorita, la evolución, y vemos que desde el punto de vista evolutivo la cultura es una ayuda suplementaria a la del código genético que la naturaleza instila en los animales sociales, sobre todo en el humano, para que sepamos cómo vivir, qué cosas se pueden comer, qué cosas sirven para curar, de qué forma nos podemos apoyar en los demás para echar adelante, etc. En el caso del humano, que cuenta con las herramientas de las ideas y de las palabras, este conocimiento colectivo se almacena colectivamente en toda la comunidad, no tan sólo en los padres como en otros animales superiores, donde son los criadores los que preparan a la cría para la vida, y esa sabiduría acumulada es la que se manifiesta en la infinidad de normas sociales que hay en las comunidades humanas.
No pensemos en las normas sociales tan sólo como las de tipo protocolar o de formalidades, la obligación de celebrar una boda, la expectativa de que los pequeños obedezcan a los mayores, y no al revés, la división de roles entre los sexos o entre las edades, la obligación de defender a la comunidad de los peligros, la expectativa de respeto a las instituciones más establecidas, más veteranas, son todos tipos de normas de conducta que se nos transmiten a través de la cultura. Claro está que para entender cómo esta transmisión de normas funciona en la práctica, hay que tener en cuenta un rasgo muy característico del ser humano, que nace dándole una importancia extraordinaria a los ojos de los demás en uno, es decir, que necesita para vivir el sentir que los demás lo aprueban y le tienen estima por lo que hace, por eso es que se llama al ser humano el primate hipersocial, porque no puede vivir sin ese refuerzo de los demás. En conclusión, las normas morales que impone la cultura son variables y mudables, pero no son arbitrarias, son variables porque variable es el ambiente en el que el humano vive y una forma de vestir que era bien vista en una época puede dejar de serlo en otra.
Lo que siempre es permanente es que el vestido en el hombre, en el humano, es un mensaje que quiere transmitir a los demás sobre qué tipo de persona es y que para transmitir un mensaje usa la semántica de su época. Tenemos que concluir a base de lo que hemos discutido, que la cultura es una fuente inmensa de normas morales. El hecho de que una norma tenga un fundamento cultural, esto no la se vacía o meramente protocolar o simbólica, sino que la cultura es, en muchos casos, la voz de la naturaleza diciéndole a los humanos por dónde es mejor ir para vivir más y mejor.
Resumen. En momentos culturales de mucho individualismo, como el presente, hay una tendencia a reducir las normas morales a lo mínimo para no molestar a los demás, ya que no hay un proyecto de vida colectivo generalmente aceptado. Número 2. Ciertamente, la vida en sociedad impone muchas normas que son puramente arbitrarias, inmudables o efímeras.
Número 3. La cultura no es simplemente un contrato social, sino que en la evolución es la forma en la que la naturaleza ayuda al humano apoyarse en la sabiduría colectiva para encontrar las mejores formas de vivir. Y número 4. En conclusión, el que las normas morales sean mudables no las hace de menor valor para la vida que otras normas que ya tenemos impresas en nuestro DNA. Esas normas siguen siendo guía para vivir.
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2023-01-06 15:01:002024-04-06 15:04:53¿Decide cada cultura lo que está bien y lo que está mal? -Ep 6
Quién decide que mentir o robar están mal? ¿Lo deciden los dioses? ¿Es malo matar porque Dios lo prohíbe, o Dios lo prohíbe porque es malo matar? ¿por qué, los que no creen en dioses, se sienten obligados por las mismas normas morales que el resto de la gente?
Estamos en una serie de programas buscando el origen de la moral, es decir, quién decide que mentir es malo y ayudar al necesitado es bueno.
En el programa anterior “¿Quién inventó la moral? ” empezamos analizando las explicaciones naturalistas de la moral: y concluimos que, de acuerdo a la Naturaleza, es bueno lo que ayuda a pasar vida mejorada hacia adelante.
En el programa de hoy, vamos a explorar las explicaciones más populares de la moral: las explicaciones religiosas. Son aquellas que designan a los dioses como los autores de la moral. Es decir, son buenas las cosas que quieren los dioses y malas las que no quieren.
Para explorar estas explicaciones vamos a repasar las narraciones donde cada cultura relata cómo y para qué se creó al mundo y a los humanos. A estas narraciones sobre cómo y para qué apareció el mundo, se las conoce como “cosmogonías” o “mitos de la creación”. Pero ojo, los grandes mitos culturales, esas narrativas sencillas que explican el origen, es decir, la identidad de los pueblos, estas narrativas no “ficción”, productos de la imaginación. Los mitos, y esta es una gran lección de la arqueología del siglo 20, son narraciones muy serias, pues recogen verdades que miles de generaciones han juzgado lo bastante valiosas para memorizar y pasar a las siguientes generaciones.
Si repasamos las cosmogonías antiguas, vemos que, la explicación más común que hay del origen del mundo, es que unos dioses lo hicieron. Esta idea tiene mucho sentido lógico. El hombre sabe lo que un hombre es capaces de hacer. Y el mundo, con sus imponentes montañas y variados seres vivos, está claro que no es obra de hombres. Lo tuvieron que hacer entonces unos super hombres, es decir unos dioses, en el sentido arcaico de esta palabra. Y ¿para qué los dioses crearon al mundo? Esta pregunta encierra el origen de la moral que estamos buscando.
Las muchísimas respuestas que se han dado a la pregunta sobre el origen del mundo, se pueden resumir en dos categorías: o los dioses crearon el mundo
… 1) Para aumentar su poder, o
2) para aumentar su gloria.
En la categoría de para aumentar su poder, están las narraciones que hablan de una lucha entre varios dioses, y el mundo o los hombres son un instrumento para ayudar en esa lucha. También hay mitos donde los hombres se crearon para alimentar a los dioses. En la categoría segunda “Para aumentar su gloria” los dioses que crearon el mundo no necesitan algo útil de él, pero sí quieren algo “espiritual” -por llamarlo algo- del mundo. Mayormente este algo es compañía, o alabanza y respeto.
Cosmogonías positivas
En las cosmogonías positivas, (las africanas -Yoruba y egipcia, la china, la esquimal, y sobre todo la hebrea) al querer los dioses compartir su ser con los hombres, sus mandatos, por definición, son revelaciones de las técnicas para vivir bien. Es decir, no son morales arbitrarias, sino que son “revelaciones” descubrimientos de verdades que los dioses saben, y los hombres no, sobre dónde están los peligros y las oportunidades en la vida. Si esto es así, si las cosmogonías positivas revelan a los hombres donde está el bien y el mal en el mudo, entonces podríamos decir que estas éticas religiosas se pueden reducir a la moral natural que vimos en el programa anterior “¿Quién inventó la moral?”, porque caminar bien en el mundo, se logra conociendo su sentido y su composición. Esto es una verdad muy fuerte: si tú crees en un dios bueno, lo que ese dios te diga, es lo que te va a ayudar a vivir bien.
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2022-08-25 22:42:502023-01-24 15:24:03¿Deciden los dioses lo que es portarse bien? Episodio 4 de "Buscando Respuestas?
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2022-08-18 00:55:212023-03-05 21:07:01¿Quién inventó la moral? Parte 1: La Naturaleza decide lo que está mal (Ep 3, 27 min)
¿Es la tecnología algo beneficio que aumenta nuestra capacidad de hacer cosas, de llegar más lejos, de conocer? ¿O es la tecnología algo que puede destruirnos, o esclavizarnos, o quitarnos la identidad? Más específicamente, ¿la tecnología genera riqueza, y progreso humano ilimitado, como se pensaba en los siglos 18 y 19? ¿o hace a la humanidad más pobre porque elimina los trabajos de muchos seres humanos? ¿Es la tecnología la culpable de que le estemos haciendo un daño enorme al ambiente, como se cree en el siglo 21? ¿O es la tecnología la que nos va a hacer inmortales, la que nos va a salvar del sufrimiento y la muerte?
Definamos tecnología:
Riqueza es tener los insumos que uno necesita para realizar su misión. Estos insumos no son simplemente cosas (alimentos, casa), sino, ademàs, un cierto orden en nuestro ambiente (paz, pertenencia, sentido de valor). Muchos de estos insumos se consiguen intercambiando servicios con otras personas (el trabajo profesional). Otros nos los provee la familia (cariño atención) o la comunidad (bienes comunes: carreteras. seguridad).
Trabajo es la actividad de conseguir esos insumos, materiales y de orden.
La tecnología, o el uso de herramientas, es una cierta configuración de materia o de energía, que hace que aumente el efecto del trabajo, la eficacia y la eficiencia de nuestro quehacer. Una herramienta es algo que hace que la misma cantidad de trabajo humano produzca más efecto, más orden. El email es una herramienta que hace que con solo apretar un botón, le llegue un mensaje a otra persona, en lugar de hacer que alguien acarree un papel.
Ejemplo de grandes tecnologías:
El lenguaje
La agricultura
La escritura
El dinero
El crédito: prestar y tomar prestado
La pólvora
La energía atómica
El Internet
Las redes sociales
Historia del miedo a la tecnología
Una vez que hemos entendido que la tecnología es un aumento del poder del hombre, se nos hace fácil entender por qué la humanidad frecuentemente ha tenido miedo a la tecnología o a algunos avances tecnológicos.
Ya Sócrates se quejaba sobre el peligro que atraería una tecnología importada de Egipto al Líbano: la escritura, previendo todo lo que iba a sufrir la memoria y la imaginación de los hombres.
Yo voy aún más lejos, y reconozco un daño que han hecho las dos primeras grandes tecnologías: el lenguaje y la escritura. Son poderosísimas, pero son lineales: cada símbolo depende del anterior. Y esto ha hecho, pienso yo, que el pensamiento humano sea demasiado lineal, cuando resulta que la realidad tiende a ser no lineal compleja. Si el hombre se comunicara cantando, por ejemplo, esto no es una tecnología lineal, sino que permite varias historias y formas simultáneas, ¿cómo sería nuestro conocimiento?.
Pero miedo más intenso a la tecnología se dio con el materialismo económico, en sus dos vertientes, comunismo y capitalismo. En estas dos ideologías, la riqueza se entendió como una cosa, y por lo tanto, la economía como un juego de suma cero: para que gane uno tiene que perder otro. Y el trabajo también se vio como una ‘cosa’: la cantidad de horas que puede trabajar un hombre multiplicadas por un factor de conocimiento que posea. La realidad es que tanto el trabajo como la riqueza son relaciones, y su valor depende realamente de que los demás valoren lo que yo tengo y lo que yo hago. Pero si se considera el trabajo como una cosa (un “puesto”) entonces si una máquina hace lo que hace un hombre, se elimina el puesto, y un hombre se queda sin trabajo, que equivale a pensar que no puede tener ingresos.
Además, para estos materialismos, la riqueza es producir cuantas más cosas mejor, lo que lleva a un espiral destructiva del ambiente.
Historia de la idolatría de la tecnología
En la cuna de la modernidad, está el “Calculemus” de Leibniz.
Todavía hoy, o hasta el 2008, por lo menos, creemos que el futuro va a ser mejor que el pasado: progresismo
El culmen de la confianza en la tecnología está en el transhumanismo, y la creencia en la singularidad, el momento en el que las máquinas serán más inteligentes que los hombres.
Patrocinado en gran parte por los altos ejecutivos de las Big Tech.
Esperan que se dé: 1) inmortalidad, por los avances de la medicina y la genética, y 2) la capacidad de subir la conciencia de uno a la nube y superar su cuerpo.
Hay muchas películas que se basan en estas creencias. “Trancendence” es la más seria, la menos fantasiosa.
Pero qué pensamos nosotros en buscando respuestas
Reconocemos que la tecnología, por ser un aumento en el poder del hombre, es susceptible de infringir daño al hombre. Puede ser mala
Las Tecnologías de Información, aumentan la riqueza, pero también aumentan la desigualdad.
En general, el progreso humano consiste en que el hombre aprenda a respetarse a sí mismo y a los demás (Naturaleza) y esto se puede refrasear como aprender a poner al hombre y la Naturaleza como fines y no como medios, Y esto conlleva a tener que estar continuamente en un ying yan entre aumentar su poder y dominar ese nuevo poder adquirido. No existirá nunca una solución, el hombre siempre debe de estar resolviendo el problema del hombre.
Pero, en la práctica, lo que está sucediendo ahora -en la tercera década del tercer milenio) con la tecnología es que está llevando a que la economía (la riqueza) se desmaterialice, lo que va a permitir que el hombre se libere – en cierta medida- de sus correas demasiado materiales y consiga una vida un poco más rica.
El más claro ejemplo de esto es lo que ha pasado con el trabajo tras la pandemia del Covid.
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2022-08-11 21:16:002023-03-05 20:13:21¿Es la tecnología beneficiosa o perjudicial? Ep 2
Nosotros vamos a tomarlo al revés: la felicidad es aquello que toda persona busca continuamente detrás de todas sus metas.
¿Es la felicidad un sentimiento? ¿Es la felicidad a sentirse bien? ¿Se puede ser feliz mientras uno se siente mal, o esto es un contrasentido? ¿Se puede ser feliz mientras la gente que está cercana a ti no lo está?
¿Estamos en una cultura obsesionada por la felicidad? ¿O realmente, todo el mundo debiera estar obsesionado con la felicidad?
Fue Aristóteles el que propuso que el fin del hombre era la felicidad “eudemonia”.
Esto no es un gran avance, porque lo que realmente nos interesa saber es ¿es algo común lo que todo el mundo busca, o cada uno busca una cosa arbitraria que le hace feliz?
Podríamos aceptar, for the sake of argument, que en nuestra cultura hay un consenso en que lo que todo el mundo busca, con la salud, con el dinero, con el amor, … es “sentirse bien”
Analicemos entonces qué significa y qué causa el sentirse bien, para ver si encontramos alguna técnica de la felicidad, o por el contrario, descubrimos que no podemos ser felices
¿Qué es lo que nos hace sentirnos bien? Para responder a esta pregunta, tenemos que explorar el sentido biológico de los sentimientos. Los sentimientos son unos estímulos que la Naturaleza nos hace sentir, para que hagamos o dejemos de hacer algo. Los sentimientos más comunes son el calor, el frío, el dolor, el placer, el sueño. Todos los sentimientos son llamadas de la Naturaleza a que nos movamos a hacer o a dejar de hacer algo.
Un dolor es una señal de que alguna parte de nuestro cuerpo necesita atención especial.
El calor es una sensación de que la temperatura de nuestro ambiente en muy alta, y debemos buscar bajarla.
El sueño es una sensación que nos impulsa de dormir, una actividad biológica de suma importancia
El placer es una sensación que nos hace intentar repetir la acción placentera, por ejemplo, el dormir, el comer o el sexo.
La sed es una sensación que nos recuerda que debemos hidratarnos.
Etc
En el caso del hombre, al ser un animal complejo, los sentimientos de pueden combinar y formar emociones, que son sentimientos con una mezcla de autoconciencia, y que tienden a ser mucho más duraderos y profundos.
PERO … hay sentimientos negativos, que nos hacen sentir mal, para que evitamos algo, y sentimientos positivos, que nos hacen sentir bien para que repitamos algo.
Aquí viene ahora un punto clave para entender la felicidad: los sentimientos negativos son mucho más importantes que los negativos¿Por qué? Los sentimientos que están destinados a producir respuestas automáticas en el hombre, no se procesan en el cerebro, sino que se procesan en la columna vertebral, donde residen dos sistemas nerviosos autonómicos, el simpático y el parasimpático. Están compuestos por 31 pares de nervios que van a las vísceras y controlan los automatismos del cuerpo humano, el sudor, la digestión, el palpitar del corazón, etc.
Pues bien, es sistema simpático nos prepara para la lucha o la huida (fight or flight) a base de llevar la sangre a ojos, riñones e hígado, para que los músculos y sentidos estén en su peak.
El sistema parasimpático, enerva los mismos órganos, pero en este caso, los relaja, para que más sangre y nutrientes puedan ir al estómago, a hacer la digestión, o bien a preparar el cuerpo para dormir o para el sexo.
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpg00Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2022-08-04 22:16:182023-01-24 15:24:45¿Es la felicidad un sentimiento? Episodio 1 de "Buscando Repuestas"
La necesidad de comer en los seres vivos es tan fuerte y continua (cada pocas horas) porque es la que nos mantiene unidos a los otros seres de otras especies: nos obliga a buscarlos, a interesarnos por lo que está fuera de nosotros. La nutrición es el motor de la interacción. Sin interacción no hay ecosistema. Sin ecosistema no hay evolución. Sin evolución no hay creación. Bendita sea el hambre.
https://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2020/07/El-Hambre-Sotiene-al-Mundo.png350350Bobby A Lopezhttps://buscando-respuestas.com/wp-content/uploads/2024/04/Screenshot_20230716_124208_Drive-230x300.jpgBobby A Lopez2020-04-10 11:53:522020-08-01 21:43:42El hambre sostiene al mundo
No te enamores de tus ideas (Ep 5, 7 min)
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A Lopez¿Son nuestras ideas la cima de nuestro viaje hacia la verdad? ¿Son nuestras ideas el más valioso fruto de la mente humana? ¿Debemos por tanto venerarlas y defenderlas ?
Ya hemos hablado en otros programas como, para vivir bien, no hay que ser feliz, sino tener una vida con sentido. Y, para que las cosas tengan sentido, el camino es insertarlas dentro de una narrativa, de una historia donde se incluyan las cosas buenas y las malas que nos han pasado.
Una de las mejores narrativas que hay, es la de la Evolución, la creencia en que la vida proviene de un origen y camina hacia un destino, que la finalidad de la Naturaleza es pasar vida hacia adelante.
Dentro de esta narrativa de la Evolución, que no es lineal, hay momentos estelares, de gran Impacto. La Evolución va sacando, una detrás de otra, formas de vida que nos dejan boquiabiertos, en un ah!!
Uno de esos momentos estelares es cuando aparecieron sobre la tierra unos animales que tenían, para bregar con su ambiente, una herramienta nunca vista antes.
El animal es una especie de mamífero, y la herramienta consiste en una forma novedosa de procesar información del ambiente. está firma de procesar información se llama abstracción, y consiste en extraer de las observaciones unos rasgos que son válidos para una gran cantidad de sensaciones. La abstracción consiste en extraer de la información sensorial, no sólo un estímulo, como todos los seres vivos, sino una idea. Cómo ya habrán adivixado, este animal que es capaz de extraer ideas de la información se sitial es, ni más ni menos, que el ser humano.
La idea es una tecnología increíble para maximizar nuestro fitness en el ambiente, pues permite “proyectar” es decir, ver representaciones en la mente de lo que sería la realidad en una cirscustancia distinta y está proyección permite, por ejemplo, planificar que consiste en decidir los medios que voy a necesitar para resolver un problema antes de estar frente al problema. También el uso de ideas va a permitir que surja el lenguaje.
Lo que yo quiero señalar ahora es que las ideas son, para efectos prácticos , una tecnología, una forma de manipular la realidad.
Y todas las tecnologías tiene un peligro. Pues todas las tecnologías son aumentos del poder del hombre. ¿Y qué ocurre cuando el hombre experimenta un aumento de su poder? Se obnubila, se ofusca, se ciega, se derrite, que son las cosas que le ocurren al humano cuando segrega grandes cantidades de dopamina. Esto es lo normal al encontrarse en la manos con cualquier herramienta, sea una cuchara, un cuchillo o un celular. Todos somos testigos de cómo nos aferramos a las cosas que nos hacen segregar dopamina, como es el triste caso de la adicción a las pantallas que tenemos al presente.
Pues bien, si las ideas son una tecnología, una herramienta poderosa, de las más poderosas , porque está en la base de todas las demás. Si las ideas nos dan tanto poder, en casi seguro de que también nos dan una cierta ceguera, una cierta adicción.
Y de hecho, esto es lo que vemos que ocurre, y este es el propósito de este episodio, alertar sobre el peligro de las ideas.
Cuando nosotros damos a luz una idea, por ejemplo cuando descubrimos las causas que producen un cierto efecto, o detectamos una cierta forma de ser de los individuos de ciertos zonas, etc, sin ser muy conscientes, esa explicación que logramos de una faceta de la realidad, nos llena de placer y seguridad. Y, aquí está lo peligrosos, nos convencemos de que quien no está viendo la realidad como nosotros , usando nuestras ideas, en una persona menos que nosotros, o más peligrosamente, enemigo nuestro.
Claro está , en sentido de este episodio no es animarnos a no tener ideas. Mi propósito es convencernos de que tratemos a las ideas con el mismo cuidado, con la misma vigilancia que debemos tener frente a todas las tecnologías y materiales peligrosos: con el cuidado del que sabe que algo que maneja, le puede hacer daño, con el cuidado con el que manejamos las armas
En resumen, para recapitular, … las ideas, como herramienta para enfrentarse a la realidad es netamente superior a la sensaciones e incluso a las emociones. Pero, las ideas tienen un peligro, el mismo que tienen todas las tecnologías, y es que pueden embobarnos, obnubilarnos, y enamorarnos injustamente de ellas. Por eso, el takeaway de este programa es no le demos demasiada importancia a nuestras representaciones de la realidad: no nos enamorarnos de nuestras ideas
EN RESUMEN:
1 Las ideas son un producto en la mente del hombre, que logra abstraer lo que es común a variados fenómenos, usando la abstracción.
2 Las ideas son una forma de enfrentarse a la realidad más poderosa que el simple procesamiento de sensaciones que tienen otros animales.
3 En este sentido, las ideas son una tecnología para bregar con el ambiente.
4 Pero las tecnologías, como son siempre aumentos del poder para el humano, tienden a producir segregación de dopamina, el enamoramiento que el hombre siente ante lo que aumento su poder, a sus “armas”. Y, como todos los enamoramientos injustos, le damos a lo querido más importancia de lo que debe tener, pudiendo darse que nos volvamos más ciegos que antes de tener la idea.
5 Conclusión, las ideas son una herramienta muy útil, pero, ojo! No te enamores de tus ideas.
El hombre es el animal que imagina su muerte – Ep 9
/in Uncategorized /by Bobby A LopezEl hombre es el animal que imagina su muerte – Ep 9
El ser humano es un animal que puede imaginar. Imaginar es proyectar un esquema de la realidad en su mente y darle vueltas, es decir, verlo desde otro ángulo, incluso proyectarlo en el futuro. Por lo tanto, el hombre es el animal que proyecta el futuro.
Así, de esta forma llega al conocimiento que no tienen los otros animales, la certeza de su propia muerte. Este conocimiento de su mortalidad obliga a plantearse preguntas muy fuertes. Específicamente, ¿qué sentido tiene la vida? ¿qué sentido tiene esta carrera por sobrevivir? Que se sabe que siempre acaba en fracaso entrópico, es decir, en la muerte, el triunfo del desorden, de la descomposición sobre el orden que es la vida.
Sin responder a esta pregunta, el hombre no tendría fuerzas ni para levantarse de la cama cada mañana. ¿Para qué trabajar? ¿Para qué luchar por evitar el hambre si al final la vida no puede mantenerse? Claro está, esto son preguntas teóricas, porque en la práctica todo niño está deseoso de salir de su cama, porque está convencido que le espera un mundo lleno de misterio, que es un sentido esperando ser desvelado. Esta suposición de que el mundo tiene sentido a los pensadores le llena de perplejidad.
¿Por qué casi todos los hombres tienden a suponer que la vida tiene un propósito, en vez de suponer lo que sería más fácil o más sencillo? Suponer que mientras no se demuestre lo contrario, la realidad carece de estructura, de finalidad. Si repasamos la historia, típicamente el hombre tiende a creer que hay un poder superior, que es quien ha establecido este orden natural por distintas razones. También típicamente el hombre, sobre todo después de los griegos, tiende a pensar que detrás de esta mortalidad evidente, el hombre goza de una cierta inmortalidad, bien sea por reencarnación, por resurrección o por el paso a otro tipo de vida.
Y se han dado no pocas explicaciones materialistas también a estas preguntas de por qué estamos aquí, preguntas de origen y para qué estamos, preguntas de destino. Estas respuestas, llamadas materialistas, tienden a decir que en definitiva la realidad existe sin razón ninguna, es decir, por chance, por azar, por probabilidad. Claro está, aquí no vamos a responder a la pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? Sobre todo porque el sentido de la vida es personal, es decir, cada persona tiene que encontrar qué es lo que tiene que buscar en la vida y por qué tiene que buscar eso.
Y esta explicación personal tiene que darle sentido a todo lo que es la vida de cada persona, a todos sus sucesos, a toda su valoración del ambiente en el que está, de su historia. Lo importante aquí es que caigamos en cuenta de que después de darse cuenta de su mortalidad, el ser humano no puede vivir, no puede ni amarrarse los zapatos sin responderse a la pregunta ¿qué sentido tiene mi esfuerzo?, ¿qué sentido tiene la vida?
Postmodernidad es modernidad sin esperanza – Ep 12
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A LopezPostmodernidad es modernidad sin esperanza -BR012
Se llama posmodernidad a la forma de ver el mundo que tenemos al presente en Occidente, es decir a nuestro worldview o cosmovisión. Pero espera un momento, si estamos en la posmodernidad, ¿significa esto que ya hemos superado la modernidad? Esto sería algo muy serio, pues la modernidad, dentro de la historia de las ideas, sea posiblemente una de las épocas más importantes de la humanidad. La modernidad está, en mi opinión, a la altura de lo que se conoce, siguiendo a Jaspers, como la época axial, en los siglos 8 a 6 a.C., los siglos en que se pusieron por escrito las grandes narrativas religiosas como los Upanishads y Buda en la India, Confucio, el legalismo y la Otseda en China, la Biblia en el Levante y Zoroastro en Persia.
La modernidad es como una segunda época axial. ¿En serio que se ha acabado algo tan gigante y no nos hemos enterado? ¿Cuándo y cómo fue esto? No se vayan, porque estamos Buscando Respuestas. Buscando Respuestas, el podcast donde Bobby López explora las preguntas que la filosofía cotidiana nos propone.
Tengo que confesar algo aquí. La modernidad es mi tema favorito y lo que voy a dar a continuación es un resumen de siete líneas sobre en qué consiste la modernidad para poder entonces llegar al tema de cómo fue que empezó la postmodernidad. Primera línea.
La modernidad es una cosmovisión que se empezó a fraguar en las primeras universidades europeas en el siglo XIV, pero que tomó cuerpo en la reforma protestante del siglo XVI y triunfó definitivamente al final de la guerra de los treinta años en el siglo XVII. Número 2. Consiste en un nuevo atomismo, es decir, un convencimiento de que la verdad de las cosas está en sus componentes más íntimos más que en su posición en el todo. Número 3. En vez de buscar la verdad, se pone énfasis en esta época en buscar la certeza, cómo estar seguro de lo que conocemos, más que en tener una explicación para todo, una narrativa.
Surge así la ciencia moderna. Número 4. Su sello es el individualismo. Cada individuo tiene la obligación y el derecho de ser feliz.
La plenitud ya no es una empresa comunitaria. Número 5. La religión deja de ser un aglutinador de la vida social para pasar a ser un sentimiento privado e íntimo. Número 6. Cada persona, por lo tanto, tiene que definir lo que está bien y mal para ella.
Las normas no definen ideales, sino simplemente formas de no aplastarse entre todos. Y número 7. La política se entiende más como un contrato entre muchas partes que en el cultivo de una comunidad. Y el protagonista de la política pasa a ser, desde el siglo XVII, el Estado Nacional, en sustitución de la comunidad local.
Esta nueva forma de ver la vida, la modernidad, vino acompañada de enormes éxitos en lo económico. Esto despertó un optimismo tan grande que se llegó a creer que habíamos descubierto el secreto de la felicidad y la salvación del hombre. La fórmula consistía en aplicar todo lo que descubría la ciencia a la producción, es decir, la tecnología, unido con un respeto sagrado a las leyes.
El descubrimiento de esta fórmula del éxito trajo tanto entusiasmo que se creó un ideal de desarrollo, un convencimiento de que la humanidad sólo podía ir a mejor, siendo cada época superior a la anterior. Por eso, en el siglo XX, nadie pudo explicarse lo que pasó. Una gran guerra, que nosotros dividimos en dos, pero que la historia verá como una sola, que se batalló en todo el mundo y donde murieron 80 millones de personas, un 22% de la población que había en Europa en esa época.
Murieron en otros continentes también. Tras eso vino el miedo, con la Guerra Fría, a la destrucción nuclear. Y con esto, ya en 1968, la esperanza en la tecnociencia estaba completamente perdida, sin que haya aparecido nada que la sustituya.
Bienvenidos a la posmodernidad. La posmodernidad es, por tanto, una época de vaciedad existencial. Experimentamos entonces con distintos tipos de narcóticos culturales, el consumo en los 1950, el sexo con la Revolución Sexual de los 60, las drogas en los 70 y, en el siglo XXI, las pantallas.
Con esto, no hemos resuelto nuestros problemas de falta de sentido. Seguimos sin saber por qué vivir, pero al menos hemos logrado no tener que pensar, no tener que mirar a nuestro vacío. En conclusión, la posmodernidad no es, por tanto, lo que sigue a la modernidad.
No es otra cosmovisión. La posmodernidad es una modernidad, pero sin confianza en el desarrollo lineal y perpetuo. La posmodernidad, nuestra época cultural, es una modernidad sin esperanza.
En resumen, número uno, la modernidad es la forma de ver la vida dominante en Occidente del siglo XVII. Consiste en entender la vida desde el punto de vista individualista y pragmático, que huye de las grandes narrativas tradicionales. La comunidad es, en el fondo, un contrato entre distintos individuos con distintas voluntades que, gracias a las leyes, pueden vivir sin hacerse daño.
Número dos, esta forma de manejar la realidad vino acompañada de un desarrollo económico y social tan grande que se pensó que la humanidad, a partir de ese momento, sólo era capaz de ir hacia adelante. Número tres, sin embargo, la gran guerra del siglo XX y el miedo después a la destrucción nuclear del planeta provocaron que esa gran esperanza en el desarrollo imparable se detuviera. Número cuatro, el vacío que dejó esta pérdida de sentido ha podido ser llenado con distintos narcóticos, consumo, sexo, drogas o pantallas.
Número cinco, por lo tanto, la posmodernidad no es otra forma distinta de ver la vida que la modernidad. La posmodernidad es una modernidad a la que se le quitó la esperanza en un desarrollo automático. Gracias por escuchar Buscando Respuestas.
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Quien decide lo que esta mal Dios el Hombre o la Naturaleza – Ep 8
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A Lopez¿Decide cada cultura lo que está bien y lo que está mal? -Ep 6
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A LopezSaben ustedes que en algunos países se ve feo señalar con el dedo, que en algunas latitudes es de buena educación hacer ruidos al comer, como eructar o sorber. Saben que regalar flores se ve mal en ciertas regiones. En algunos países los hombres se besan las mejillas al saludarse, pero en otras esto no se entiende.
Todos sabemos que en otras épocas se veía mal que las mujeres usaran pantalones, pero no en nuestra época. ¿No nos indica esto que lo que es correcto o incorrecto varía con las culturas y varía con el tiempo? ¿No debemos concluir con estos ejemplos que las normas morales sobre lo que está bien y lo que está mal tienen su origen en convenciones humanas?
La primera o más común donde ponen la moral en la voluntad de los dioses que deciden lo que está bien y lo que está mal. Hemos analizado también las respuestas más naturalistas donde la naturaleza exige de seres vivos un cierto comportamiento para poder vivir. Y vamos a analizar en este episodio el tercer gran grupo de teorías sobre la moral que es el origen de la moral es convencional.
Que los hombres de cada lugar y de cada tiempo deciden los comportamientos que no se van a admitir en esa colectividad. Vivimos en una época de pensamiento que se conoce como modernidad. Que abarca más o menos los últimos 500 años y que se caracteriza por una gran centralidad o importancia de lo individual como opuesto a lo colectivo o a lo sistémico.
En estas épocas más individualistas, que ya ha habido varias en la historia, se puede o se tiende a pensar en el caso más extremo que cada individuo puede definir lo que está bien y lo que está mal. Normalmente dentro de los límites de que no moleste a los demás, que es el dogma, el gran dogma individualista. Con esta visión de la persona es típico que se piense que las normas morales son casi todas de naturaleza convencional.
Es decir, acuerdos o convenciones entre personas. Acuerdos orientados sobre todo a que nos respetemos unos a otros, a organizarnos para no pisarnos los pies. No se trata de que las normas no existan en estas épocas individualistas, sino que las normas no tienen como fin orientarnos a que respetemos la naturaleza o los dioses, como las otras dos visiones morales anteriores que vimos, sino que su fin es que respetemos la individualidad de cada uno en la orientación que éste decida darle a su vida.
Normalmente este relativismo moral suele provocar lo que se puede calificar como un bajo tono moral o baja moralidad, en el sentido de que las morales sociales o convencionales, estas morales sociales, son morales de mínimos, lo mínimo que tienes que hacer para no molestar a los demás. Las morales de mínimo tienden a no poner ideales a las personas, más allá de no incordiar para no ser incordiado, más que lograr grandes gestas heroicas. Pero tenemos ahora que hacer un parón y preguntarnos, ¿es lo mismo el que las normas morales sean variables con las culturas y los tiempos, a que esas normas sean convencionales, es decir, creadas tan sólo por una convención o un acuerdo entre los hombres? ¿Es lo mismo cultural que convencional? Existen muchísimas normas que son convencionales, si guiamos los carros por la izquierda o por la derecha, si tenemos que pagar el 7% o el 17% de impuestos, si el permiso x lo otorga tal o cual instrumentalidad pública, y podemos ver fácilmente que estas normas pueden ser muy convencionales y por lo tanto variantes.
Pero analizamos por un momento lo que es la cultura, para ver si lo que se impone culturalmente es todo arbitrario, es decir convencional, o hay algunas reglas que tienen que seguir esas reglas culturales. Acudimos aquí a nuestra narrativa favorita, la evolución, y vemos que desde el punto de vista evolutivo la cultura es una ayuda suplementaria a la del código genético que la naturaleza instila en los animales sociales, sobre todo en el humano, para que sepamos cómo vivir, qué cosas se pueden comer, qué cosas sirven para curar, de qué forma nos podemos apoyar en los demás para echar adelante, etc. En el caso del humano, que cuenta con las herramientas de las ideas y de las palabras, este conocimiento colectivo se almacena colectivamente en toda la comunidad, no tan sólo en los padres como en otros animales superiores, donde son los criadores los que preparan a la cría para la vida, y esa sabiduría acumulada es la que se manifiesta en la infinidad de normas sociales que hay en las comunidades humanas.
No pensemos en las normas sociales tan sólo como las de tipo protocolar o de formalidades, la obligación de celebrar una boda, la expectativa de que los pequeños obedezcan a los mayores, y no al revés, la división de roles entre los sexos o entre las edades, la obligación de defender a la comunidad de los peligros, la expectativa de respeto a las instituciones más establecidas, más veteranas, son todos tipos de normas de conducta que se nos transmiten a través de la cultura. Claro está que para entender cómo esta transmisión de normas funciona en la práctica, hay que tener en cuenta un rasgo muy característico del ser humano, que nace dándole una importancia extraordinaria a los ojos de los demás en uno, es decir, que necesita para vivir el sentir que los demás lo aprueban y le tienen estima por lo que hace, por eso es que se llama al ser humano el primate hipersocial, porque no puede vivir sin ese refuerzo de los demás. En conclusión, las normas morales que impone la cultura son variables y mudables, pero no son arbitrarias, son variables porque variable es el ambiente en el que el humano vive y una forma de vestir que era bien vista en una época puede dejar de serlo en otra.
Lo que siempre es permanente es que el vestido en el hombre, en el humano, es un mensaje que quiere transmitir a los demás sobre qué tipo de persona es y que para transmitir un mensaje usa la semántica de su época. Tenemos que concluir a base de lo que hemos discutido, que la cultura es una fuente inmensa de normas morales. El hecho de que una norma tenga un fundamento cultural, esto no la se vacía o meramente protocolar o simbólica, sino que la cultura es, en muchos casos, la voz de la naturaleza diciéndole a los humanos por dónde es mejor ir para vivir más y mejor.
Resumen. En momentos culturales de mucho individualismo, como el presente, hay una tendencia a reducir las normas morales a lo mínimo para no molestar a los demás, ya que no hay un proyecto de vida colectivo generalmente aceptado. Número 2. Ciertamente, la vida en sociedad impone muchas normas que son puramente arbitrarias, inmudables o efímeras.
Número 3. La cultura no es simplemente un contrato social, sino que en la evolución es la forma en la que la naturaleza ayuda al humano apoyarse en la sabiduría colectiva para encontrar las mejores formas de vivir. Y número 4. En conclusión, el que las normas morales sean mudables no las hace de menor valor para la vida que otras normas que ya tenemos impresas en nuestro DNA. Esas normas siguen siendo guía para vivir.
¿Deciden los dioses lo que es portarse bien? Episodio 4 de “Buscando Respuestas?
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A LopezQuién decide que mentir o robar están mal? ¿Lo deciden los dioses? ¿Es malo matar porque Dios lo prohíbe, o Dios lo prohíbe porque es malo matar? ¿por qué, los que no creen en dioses, se sienten obligados por las mismas normas morales que el resto de la gente?
Estamos en una serie de programas buscando el origen de la moral, es decir, quién decide que mentir es malo y ayudar al necesitado es bueno.
En el programa anterior “¿Quién inventó la moral? ” empezamos analizando las explicaciones naturalistas de la moral: y concluimos que, de acuerdo a la Naturaleza, es bueno lo que ayuda a pasar vida mejorada hacia adelante.
En el programa de hoy, vamos a explorar las explicaciones más populares de la moral: las explicaciones religiosas. Son aquellas que designan a los dioses como los autores de la moral. Es decir, son buenas las cosas que quieren los dioses y malas las que no quieren.
Para explorar estas explicaciones vamos a repasar las narraciones donde cada cultura relata cómo y para qué se creó al mundo y a los humanos. A estas narraciones sobre cómo y para qué apareció el mundo, se las conoce como “cosmogonías” o “mitos de la creación”. Pero ojo, los grandes mitos culturales, esas narrativas sencillas que explican el origen, es decir, la identidad de los pueblos, estas narrativas no “ficción”, productos de la imaginación. Los mitos, y esta es una gran lección de la arqueología del siglo 20, son narraciones muy serias, pues recogen verdades que miles de generaciones han juzgado lo bastante valiosas para memorizar y pasar a las siguientes generaciones.
Si repasamos las cosmogonías antiguas, vemos que, la explicación más común que hay del origen del mundo, es que unos dioses lo hicieron. Esta idea tiene mucho sentido lógico. El hombre sabe lo que un hombre es capaces de hacer. Y el mundo, con sus imponentes montañas y variados seres vivos, está claro que no es obra de hombres. Lo tuvieron que hacer entonces unos super hombres, es decir unos dioses, en el sentido arcaico de esta palabra. Y ¿para qué los dioses crearon al mundo? Esta pregunta encierra el origen de la moral que estamos buscando.
Las muchísimas respuestas que se han dado a la pregunta sobre el origen del mundo, se pueden resumir en dos categorías: o los dioses crearon el mundo
… 1) Para aumentar su poder, o
2) para aumentar su gloria.
En la categoría de para aumentar su poder, están las narraciones que hablan de una lucha entre varios dioses, y el mundo o los hombres son un instrumento para ayudar en esa lucha. También hay mitos donde los hombres se crearon para alimentar a los dioses. En la categoría segunda “Para aumentar su gloria” los dioses que crearon el mundo no necesitan algo útil de él, pero sí quieren algo “espiritual” -por llamarlo algo- del mundo. Mayormente este algo es compañía, o alabanza y respeto.
Cosmogonías positivas
En las cosmogonías positivas, (las africanas -Yoruba y egipcia, la china, la esquimal, y sobre todo la hebrea) al querer los dioses compartir su ser con los hombres, sus mandatos, por definición, son revelaciones de las técnicas para vivir bien. Es decir, no son morales arbitrarias, sino que son “revelaciones” descubrimientos de verdades que los dioses saben, y los hombres no, sobre dónde están los peligros y las oportunidades en la vida. Si esto es así, si las cosmogonías positivas revelan a los hombres donde está el bien y el mal en el mudo, entonces podríamos decir que estas éticas religiosas se pueden reducir a la moral natural que vimos en el programa anterior “¿Quién inventó la moral?”, porque caminar bien en el mundo, se logra conociendo su sentido y su composición. Esto es una verdad muy fuerte: si tú crees en un dios bueno, lo que ese dios te diga, es lo que te va a ayudar a vivir bien.
¿Quién inventó la moral? Parte 1: La Naturaleza decide lo que está mal (Ep 3, 27 min)
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A Lopez¿Es la tecnología beneficiosa o perjudicial? Ep 2
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A Lopez¿Es la tecnología algo beneficio que aumenta nuestra capacidad de hacer cosas, de llegar más lejos, de conocer? ¿O es la tecnología algo que puede destruirnos, o esclavizarnos, o quitarnos la identidad? Más específicamente, ¿la tecnología genera riqueza, y progreso humano ilimitado, como se pensaba en los siglos 18 y 19? ¿o hace a la humanidad más pobre porque elimina los trabajos de muchos seres humanos? ¿Es la tecnología la culpable de que le estemos haciendo un daño enorme al ambiente, como se cree en el siglo 21? ¿O es la tecnología la que nos va a hacer inmortales, la que nos va a salvar del sufrimiento y la muerte?
Definamos tecnología:
Ejemplo de grandes tecnologías:
Historia del miedo a la tecnología
Historia de la idolatría de la tecnología
Pero qué pensamos nosotros en buscando respuestas
¿Es la felicidad un sentimiento? Episodio 1 de “Buscando Repuestas”
/in Podcast Buscando Respuestas /by Bobby A LopezNosotros vamos a tomarlo al revés: la felicidad es aquello que toda persona busca continuamente detrás de todas sus metas.
¿Es la felicidad un sentimiento? ¿Es la felicidad a sentirse bien? ¿Se puede ser feliz mientras uno se siente mal, o esto es un contrasentido? ¿Se puede ser feliz mientras la gente que está cercana a ti no lo está?
¿Estamos en una cultura obsesionada por la felicidad? ¿O realmente, todo el mundo debiera estar obsesionado con la felicidad?
Fue Aristóteles el que propuso que el fin del hombre era la felicidad “eudemonia”.
Esto no es un gran avance, porque lo que realmente nos interesa saber es ¿es algo común lo que todo el mundo busca, o cada uno busca una cosa arbitraria que le hace feliz?
Podríamos aceptar, for the sake of argument, que en nuestra cultura hay un consenso en que lo que todo el mundo busca, con la salud, con el dinero, con el amor, … es “sentirse bien”
Analicemos entonces qué significa y qué causa el sentirse bien, para ver si encontramos alguna técnica de la felicidad, o por el contrario, descubrimos que no podemos ser felices
¿Qué es lo que nos hace sentirnos bien? Para responder a esta pregunta, tenemos que explorar el sentido biológico de los sentimientos. Los sentimientos son unos estímulos que la Naturaleza nos hace sentir, para que hagamos o dejemos de hacer algo. Los sentimientos más comunes son el calor, el frío, el dolor, el placer, el sueño. Todos los sentimientos son llamadas de la Naturaleza a que nos movamos a hacer o a dejar de hacer algo.
En el caso del hombre, al ser un animal complejo, los sentimientos de pueden combinar y formar emociones, que son sentimientos con una mezcla de autoconciencia, y que tienden a ser mucho más duraderos y profundos.
PERO … hay sentimientos negativos, que nos hacen sentir mal, para que evitamos algo, y sentimientos positivos, que nos hacen sentir bien para que repitamos algo.
Aquí viene ahora un punto clave para entender la felicidad: los sentimientos negativos son mucho más importantes que los negativos¿Por qué? Los sentimientos que están destinados a producir respuestas automáticas en el hombre, no se procesan en el cerebro, sino que se procesan en la columna vertebral, donde residen dos sistemas nerviosos autonómicos, el simpático y el parasimpático. Están compuestos por 31 pares de nervios que van a las vísceras y controlan los automatismos del cuerpo humano, el sudor, la digestión, el palpitar del corazón, etc.
Pues bien, es sistema simpático nos prepara para la lucha o la huida (fight or flight) a base de llevar la sangre a ojos, riñones e hígado, para que los músculos y sentidos estén en su peak.
El sistema parasimpático, enerva los mismos órganos, pero en este caso, los relaja, para que más sangre y nutrientes puedan ir al estómago, a hacer la digestión, o bien a preparar el cuerpo para dormir o para el sexo.
El hambre sostiene al mundo
/in Bullets /by Bobby A LopezLa necesidad de comer en los seres vivos es tan fuerte y continua (cada pocas horas) porque es la que nos mantiene unidos a los otros seres de otras especies: nos obliga a buscarlos, a interesarnos por lo que está fuera de nosotros. La nutrición es el motor de la interacción. Sin interacción no hay ecosistema. Sin ecosistema no hay evolución. Sin evolución no hay creación. Bendita sea el hambre.