Las cuatro mutaciones que dieron lugar a las familias de humanos – Ep 7
¿Sabían ustedes que la especie humana sufrió unas mutaciones que casi la llevan a la extinción, pero que acabaron dando lugar a una sociabilidad tan grande en el humano que le ha permitido adaptarse a casi cualquier nicho ecológico? No se vayan, porque estamos Buscando Respuestas. Buscando Respuestas, el podcast donde Bobby López explora las preguntas que la filosofía cotidiana nos propone. Hemos visto en otros programas lo importante que la sociedad es para los humanos desde el punto de vista biológico.
La sociabilidad la definimos como el hecho de que unos individuos necesiten de otros para alcanzar sus fines y, por lo tanto, vivan en grupos. La sociabilidad no es común en la naturaleza. Se dan algunos insectos y muchos pájaros y mamíferos, pero esto es un pequeño por ciento de la biomasa de la Tierra.
En algunos insectos, como hormigas, termitas y abejas, la sociabilidad es tan grande que se ha llegado a la conclusión que se entiende mejor sus comunidades, el hormiguero, como un superorganismo, más que como una comunidad de individuos. Se les llama especies eusociales. Dentro de los mamíferos, los primates se llevan la palma de la sociabilidad y, entre ellos, van a ser primates hipersocial hasta tal punto que no se puede entender el fenómeno humano sin entender la vida social.
Nuestra compensación actual de la evolución sugiere que las principales mutaciones que desencadenaron este resultado son las siguientes. En primer lugar, la evolución del bipedalismo, del caminar erguido, provocó, entre otras muchas consecuencias, que el embarazo de las hembras limitara tremendamente su capacidad de movimiento. Además, se torció el canal uterino, haciendo que el parto fuera complicado y agotador.
Si han visto a otros mamíferos dar a luz, les sorprenderá lo sencillo que es para ellos, comparado con lo agotador que es para una humana. En segundo lugar, el agrandamiento del cerebro, la encefalización, hizo del parto un esfuerzo complicado y postrador. Estas crías de cabeza grande solo pueden nacer con un cráneo incompleto para que puedan salir a través del canal de la madre.
Y este cráneo incompleto hace que necesite un cerebro incompleto, hace que las crías salgan inmaduras, incapaces incluso de caminar durante un año, lo que los convierte en la cría más inútil y dependiente entre los mamíferos. En tercer lugar, los pulgares oponibles, es decir, que cierran en dirección opuesta a los otros dedos. Esto nos da a los humanos unas grandes capacidades para trabajar con las manos, pero con este pulgar oponible, las crías humanas dejaron de poder abrocharse el pelaje de la mamá con ese clip que tienen el resto de los primates.
Esta mutación obliga a las hembras humanas a llevar a sus bebés recién nacidos en los brazos, lo que limita al mínimo sus capacidades de recolección de alimentos. La aparición de todas estas mutaciones parecieran estar llevando a la especie humana hacia la extinción, pero todavía no hemos acabado, aparece otra mutación todavía más curiosa, que es la menopausia, que es el hecho de que a las hembras humanas se le interrumpe la fertilidad a la mitad de sus vidas, que es increíblemente curioso, considerando que la evolución es la maximización del flujo de vida. Sin embargo, la aparición de la menopausia permitió que las abuelas colaboren en la crianza de sus nietos, algo que sería imposible si las hembras humanas, como el resto de las hembras de la naturaleza, se mantuvieran fértiles toda su vida.
En este nicho ecológico, la naturaleza ensayó con un sistema reproductivo que incentivaba al macho humano a permanecer cerca de la madre de sus crías, ayudándola a nutrirlas. Este sistema reproductivo, que se conoce en biología como pair bonding, consiste en una relación duradera entre dos adultos que no son parientes. Esta aparición del pair bonding, que es nunca visto en los simios, aunque existen los monos, se completa con la aparición de las abuelas y esto dio origen a la evolución de una estructura social que llamamos familia humana.
Esta estructura debe entenderse como una placenta social que complementa a la placenta biológica para permitir un desarrollo de la cría humana a límites nunca antes vistos en la evolución. En conclusión, hemos visto cómo una serie de mutaciones de escaso valor para la sobrevivencia obligaron al humano a vivir en familia y luego a vivir en sociedad, dándole con esto una capacidad evolutiva que superó con mucho a las limitaciones iniciales que detonaron estos cambios. Entendemos de esta forma un poco mejor por qué el humano es un primate hipersocial y por qué necesitamos entender la sociedad para entender al hombre y vemos cómo no podemos entender a ninguno de los dos si no entendemos que lo que la naturaleza quiere hacer por ambas vías es pasar vida mejorada hacia adelante.
En resumen, número uno, la sociabilidad es un fenómeno de la naturaleza donde en algunas especies los individuos dependen unos de otros para cubrir sus necesidades. Número dos, el humano es una especie extremadamente social y esto se puede entender mejor por el efecto de algunas mutaciones que sufrió. El bipedalismo, el pulgar oponible, la tremenda cabeza de los bebés y la menopausia hubieran reducido el fitness de la hembra humana si no fuera porque apareció la estrategia reproductiva del pair bonding, del emparejamiento permanente que dio lugar a la familia.