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No seré juzgado por Ley sino por Vocación

Al final de nuestra vida, no seremos juzgados en base a una Ley sino en base a una Vocación: cómo hemos cumplido nuestra misión. La vocación es la concreción de los mandamientos a mi vida singular.

El pecado es un mensaje

Lo que los hombres llamamos pecado (mentiras, adulterios, robos) son tan solo la fase final de una trayectoria más larga de apartarse de Dios. Según esto, el “pecado”, como acción,  puede verse como un mensaje de Dios para llamarnos la atención sobre algo que no va bien en nuestra vida.

No evitar la pobreza sino dirigir la riqueza

A medida que, en los próximos años, la riqueza vaya teniendo una proporción menor de materia/energía (que es escasa) y proporción mayor de informacion (que no se agota con el uso), cada vez se irá volviendo más irrelevante el problema del manejo de recursos, y más importante la definición de metas, definir de qué nos hace vivir mejor, qué nos hace mejores.

Necesito enemigos

Tiene el hombre, el macho más que la hembra, el instinto de etiquetar a otras personas como “enemigos”, para así poder segregar más instinto de supervivencia, que le impulse a hacer lo que tenemos que hacer. Esto es parte del instinto del miedo que nos impulsa a prever peligros para planificar cómo defendernos.
Importante instinto, que si no dominamos, envenena la vida en comunidad.

Me ciego por pertenecer

Uno de los instintos que el hombre tiene que luchar más por manejar es el instinto tribal, el de pertenecer a un grupo y distinguir a su grupo de los demás. El principal problema no es que este instinto sea el motor de las guerras; es que es el principal obstáculo para alcanzar la verdad: etiquetamos a las personas, y así no nos preocupamos de procesar la parte de verdad que hay en casi todas las opiniones humanas.

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Fuera los adolescentes

Tenemos que eliminar esta creación de la Modernidad que es la adolescencia, porque proviene de privar a una persona de lo que la Naturaleza ya quiere darle: el dominio de su vida.
La adolescencia es la crisis que sufre una persona a la que la Naturaleza preparó para valerse por sí misma pero que la sociedad encierra todavía bajo el dominio de sus padres.