En la era antigua y medieval, el hombre pensaba que vivía en un cosmos finito y “pequeño”. La modernidad, sin embargo, comenzó con el convencimiento, desde el siglo 17, de un universo infinito, al menos en el espacio, y para muchos también en el tiempo.
En el siglo 20, sin embargo, se descubrió universo es finito (mide 93 millones de años luz). Y la física cuántica negó que la materia n pueda ser infinitamente divisible. En conclusión, no existe nada infinito en el mundo material.
Aunque no lo notemos ahora, esta cosmovisión nueva, de un universo finito, nos afectará nuestra forma de ver la realidad. Quizás, no lo sé, nos ayude a sentirnos más “en casa” en el Universo.